Post by jshepard on Nov 23, 2007 0:32:40 GMT 1
Autora: jshepard, más conocida por el mundillo lostero por Sheppy
Disclaimer: el prota es mio, asi que todos los demás también. Ale
Spoilers: si no has visto Lost… que haces leyendo un fic Lost en lugar de verla?? Venga! Va!
Fandom: una serie que va sobre una gente que se estrella en una isla rara... es que como nunca la he visto no se como se llama En serio, como se llama? Por qué no me compre el jodio GPS con lo bien que estaba de precio? Búscame a ver si me encuentras? ¿Encuentrame de una vez? ¿Cuentrame (como fue)? Pos eso, Lost y punto.
Shipper: Acaso existe otro shipperio más bodito y herposo que el Jater? Eh? Eh? EH?! A que no? Asi me gusta.
Dedicatoria: a Lau, un ser humano adorable, a quien quiero muchísimo (aunque su Word me haga de sufrir) con la que he pasado momentos increibles, de quien he aprendido a caracterizar fielmente a los personajes y que también opina que soy Jack con tetas XDDDDD; a Freckles, que es anti-jack, pro-solla y skater (entre otras cosas que nos separan ) pero que me cae de pm (y con la que comparto vicio ); a Clessy, mi ciberhija, la más dulce entre las dulces… si la conoces te vuelves adicto a la insulina; a Aroa, Eli, Miguel, Jack (con quien echo mucho de menos escribir), Locki, Rafita (my brothercillo) y al resto de mis chicos del foro lost-perdidos, porque ellos lo valen, you're the best; y a todos los que os molesteis en leerlo, que teneis un merito...
Rating: prffff… yo que se! “Paranoia-en-la-que-he-metido-un-personaje-de-cosecha-propia-en-el-universo-lostie-porque-me-da-la-gana” existe? No? Pues hay que inventarla
Capitulo 1: La vida pasa ante tus ojos.
Abro uno de mis ojos despacio, con miedo. La cabeza me da vueltas y conforme voy abriéndolo, me doy cuenta del terrible error que acabo de cometer. Unas agujas invisibles taladran mi cerebro de parte a parte y me apresuro a volver a cerrarlos con fuerza.
A falta de vista, me concentro en el resto de mis sentidos. Huele a gasolina, un olor familiar para mi; también huelo algo que nunca antes había olido, pero que me recuerda a las barbacoas familiares. Paso mi lengua por mis labios: saben a sangre. No recuerdo como me he hecho sangre en la boca y mi cerebro sigue sin querer echarme una mano.
Lo siguiente que percibo es el tacto suave de la arena bajo mis manos. ¿Arena? Mi cerebro es incapaz de procesarlo. ¿Desde cuando voy yo a la playa? Odio la playa!
A regañadientes me concentro en los sonidos de mí alrededor. No quiero oír nada, quiero seguir en ese oscuro y cálido lugar en el que me encontraba hace solo un par de segundos, pero me obligo a escuchar. Gritos. Lamentos. Lloros. Nombres lanzados al aire con terror. ¿Terror? Eso me obliga a abrir definitivamente los ojos.
Lucho con las nauseas durante un par de minutos y cuando por fin consigo vencerlas, me doy cuenta de que el dolor de cabeza no es tan terrible como yo pensaba. Me incorporó con lentitud y miro a mi alrededor: restos de metal esparcidos a pocos metros de mi; gente tumbada en el suelo, sin moverse; otros intentando incorporarse y llamando a sus seres queridos, supongo. Frente a mi hay una chica rubia gritando como una desesperada, con la cara bañada en lágrimas, el nombre de un tal Boone. Cada vez entiendo menos lo que esta pasando.
Entonces una sombra me cubre. Levanto mi cabeza y veo a un hombre calvo que me mira con preocupación.
- Estas bien?
- Eh… si, creo que si
- Vamos, te ayudaré a alejarte de aquí – me dice mientras me tiende su mano
La cojo y con su ayuda consigo ponerme en pie. No me había dado cuenta, pero tengo la pernera del pantalón llena de sangre. Intento apoyar todo mi peso sobre la pierna y lo consigo no sin hacer una mueca de dolor. El hombre me ayuda a alejarme del lugar en el que he despertado. Y por primera vez me doy cuenta de que estoy en mitad de un accidente de avión.
Accidente? Avión? MI avión ha tenido un accidente?
Lentamente mi cerebro comienza a funcionar. Recuerdo flashes anteriores a mi despertar. Sidney. Un vuelo de vuelta a casa. David entusiasmado por haber estado en Australia… Un momento. Donde esta David? Me detengo y el hombre me mira con preocupación.
- De verdad te encuentras bien?
- Si, si – le digo con una pequeña sonrisa – es solo que… viajaba con alguien. Tengo que encontrarle.
- Primero hay que ver que te pasa en esa pierna.
- No, no, en serio. Estoy bien, no es grave. Mire, le prometo que en cuanto le encuentre, veré que me pasa en la pierna. Además, por ahí hay gente que necesita ayuda más que yo – añado con una sonrisa agradecida – Vaya a ayudarles.
El hombre me suelta con reticencias, pero es que no me conoce todavía. No va a encontrar a nadie más cabezota que yo en todo el mundo.
Veo como se aleja de mí y se dirige con rapidez hacia la turbina del avión, donde un hombre trajeado esta pidiendo ayuda. Me giró sin saber muy bien por donde empezar a buscar. Dave iba sentado a mi lado, pero a mitad del vuelo se fue a la parte de atrás a intentar ligar con una chica de no-se-donde que había conocido en la zona de embarque y que no le hacia ni puñetero caso. Vete a saber donde ha podido caer o si seguirá vivo. Me obligo a pensar que sigue vivo. No puedo haber perdido a mi mejor amigo. No es una opción.
Cojeando me dirijo de nuevo a mi lugar de origen. La chica sigue allí de pie, llorando. Me acerco a ella.
- Será mejor que te alejes de los restos
- Donde esta Boone?
- Quién es Boone? – le pregunto mientras la cojo con cuidado de un brazo, invitándola a acompañarme
- Mi hermano – contesta dejándose llevar pero sin dejar de mirar a su alrededor – Boone!!!
Consigo con esfuerzo que se aleje de los restos del fuselaje y la siento en la arena.
- Escucha, no te muevas de aquí, vale? Aquí estarás bien. Tengo que encontrar a alguien, en cuanto lo haga, buscaremos juntos a tu hermano, vale?
- No esta muerto, verdad? – me dice con la voz llena de terror
- No. No lo esta. Le encontraremos.
Me sonríe por primera vez. Es una sonrisa dulce, como si se hubiera perdido y yo la hubiera ayudado a encontrar el camino a casa. Me siento como ella. Yo también me he perdido.
- Me llamo Shannon – me dice tendiendo su mano
- Es un placer, Shannon – le contesto apretándola con la mia – Quédate aquí, volveré enseguida, te lo prometo.
Afirma con su cabeza y se abraza las rodillas. Me incorporo y miro a mí alrededor. Hay una señora tosiendo en el suelo, un poco más allá, un niño busca entre los restos con una correa en la mano y corriendo hacia él va un hombre, que supongo que será su padre; varios metros más allá, una chica embarazada esta sentada en la arena junto a un chico gordo. Me apretó la cabeza con las manos. Tengo que centrarme. Lo primero, encontrar a David. Después, encontrar al hermano de Shannon. Por último, esperar a que vengan a rescatarnos. Es simple.
O al menos eso creo.
Avanzo completamente desorientado. No tengo ni idea de por donde empezar. Un chico rubio se cruza conmigo: parece como si estuviera en otro mundo. Dios, el shock esta siendo horrible. Un hombre con rasgos árabes se me acerca.
- Perdona – me dice – podrías ayudarme? Hay una mujer atrapada bajo esos asientos
- Claro – contesto con una decisión que no siento.
Avanzamos hacia la mujer y entonces escucho una enorme explosión y siento como mi cuerpo es lanzado hacia delante. El árabe que me acompaña corre la misma suerte que yo y ambos caemos sobre la arena varios metros más allá. Miramos hacia atrás sorprendidos.
- Que coño acaba de pasar? – pregunto sacudiéndome la arena de cara
- Una parte del avión ha estallado – me contesta mientras se levanta.
Le imito y nos dirigimos de nuevo hacia la mujer. Me tumbo en el suelo y me arrastro hacia ella. La llamo, pero no responde. Entonces lo veo. Dios santo. Una barra de acero le ha atravesado el pecho. Esta muerta. Las nauseas acuden fieles a su cita con la muerte y yo retrocedo todo lo rápido que puedo mientras pienso en cualquier cosa que pueda evitarme el vomito. Cuando salgo el hombre me mira
- Esta muerta. La explosión ha debido lanzar algo sobre ella. Tiene el pecho atravesado por una barra de metal. No hay nada que hacer
- Como estas tan seguro? Es que eres médico?
- Estudiante de medicina, si – contesto
- Entonces puedes ayudar a la gente, no?
- Puedo intentarlo. Soy estudiante de 3º. Todavía…
- Eso no importa – me corta – intentaré ayudar a esa gente de allí – dice señalando a un grupo de personas que intentan levantar una pesada pieza del fuselaje – tu ayuda a los que ya estén liberados.
Se aleja dejando sobre mis hombros una responsabilidad que no he pedido. Joder, yo solo quiero encontrar a David y darle una paliza. Por qué coño se empeñaría en ir a Australia? Tanto le gusto Mofly el koala o que? Como si no hubiera zoológicos en Los Ángeles.
Me dejo caer en la arena y entierro mi cara entre mis manos. No puedo derrumbarme. No voy a consentirlo. Soy más fuerte que eso. Respiro profundamente una, dos, tres veces hasta que noto que vuelvo a tener control sobre mi cerebro. Levanto la cabeza y abro los ojos. En ese mismo instante una mano me aprieta el hombro.
- Estas bien? – me dice el hombre trajeado que vi antes
- Si, si, estoy bien. No se preocupe
- Seguro? Tienes sangre en el pantalón
- No se preocupe, no pasa nada.
- Soy medico, déjame que te le eche un vistazo
- Yo soy estudiante de medicina. Y le digo que no es nada – le contesto de malos modos. Es que este tio se cree que soy gilipollas? Se reconocer una herida grave…
- A si? – me dice con una media sonrisa que me descoloca – Ven, si estas bien vas a empezar tus prácticas.
Me lleva hasta los restos del fuselaje. Ambos miramos dentro. Esta lleno de muertos. El olor que antes me había recordado a la barbacoa familiar es el de cuerpos humanos quemándose. Se me revuelve el estómago. Un chico se acerca a mi acompañante con un montón de bolis en la mano.
- No sabia cual sería mejor – dice entre jadeos
- Todos valen – le contesta cogiéndolos y le sonríe. Es una sonrisa triste, llena de pesar. Una sonrisa que dice justo lo contrario de lo que la gente asocia con ella. Mi desconocido mentor da media vuelta y se dirige hacia la gente. Yo me quedo petrificado junto al chico de los bolis
- Me llamo Boone – me dice alargando su mano
- Has dicho Boone? – le digo estrechándosela
- Si, que...
- Se donde esta tu hermana
- Shannon? Esta bien? Esta viva?
Por toda respuesta le cojo del brazo y nos dirigimos hacia donde ella nos espera exactamente en la misma posición en la que la he dejado. Cuando nos hemos acercado lo suficiente como para verla la cara inundada en lágrimas, Boone sale corriendo hacia su hermana y ambos se funden en un abrazo. Yo me quedo donde estoy. Mi primera misión esta cumplida. Ahora, tendría que ponerme a buscar a Dave, pero el tipo del traje me llama.
- Oye, dices que eres estudiante de medicina?
- Si
- En que curso estas?
- Tercero. Empezare las rotaciones de cuarto este semestre.
- Uhmm - asiente pensativo y de repente me coge del brazo – Si te sientes con fuerzas, me vendría bien que me echaras una mano con la gente. Ver que tal esta y esas cosas.
- Hacerles la historia clínica?
- Más o menos – dice mientras me tiende los bolis que Boone le había dado – Tu pregunta como están. Los que creas que te superan, me lo dices después, de acuerdo?
- Y usted donde estará? – le pregunto repentinamente muerto de miedo
- Eh, tranquilo – contesta apoyando sus manos en mis hombros – Confío en ti, vale? Se que lo harás bien. Respira hondo y concéntrate. Aunque no te hayas dado cuenta, ya has hecho esto antes. En clase lo has hecho. Imagina que estas allí y que esa gente son tus compañeros. Lo harás muy bien – añade guiñándome un ojo.
- Esta bien – digo no muy seguro de que realmente este bien – Lo haré.
- Estupendo – sonríe revolviéndome el pelo como si tuviera 10 años – En cuanto vuelva, te veré esa pierna. Esta sangrando.
Dicho lo cual, la media vuelta y se dirige hacia la selva. Que leches va a buscar allí? El Hospital de King Kong? O la consulta de Urgencias de Barbie Super-aventurera? Levanto las cejas inconscientemente y me encojo de hombros. Fijo que este tio era adjunto en su hospital. Todo el trabajo para los pringaillos.
Doy media vuelta y me quedo mirando a la gente. Se han empezado a formar grupitos. No es que así vaya a ser más fácil, pero por lo menos tendré que andar menos. No quiero reconocerlo, pero la pierna me esta empezando a doler horrores.
Respiro hondo y me dirijo hacia ellos. El primero es el hombre negro que vi correr hacia su hijo nada más despertar. Me mira con mala cara y me dice que no les pasa nada. Resoplo.
Esto va a ser estupendo.
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Casi hora y media después he terminado de hablar con todos los supervivientes. Boone me ha echado una mano apuntando todo en una agenda que ha encontrado entre las maletas. El chico gordo, Hurley, también se ha ofrecido a ayudarme consiguiendo telas para vendas y buscando botiquines en las maletas.
47 supervivientes. Más de los que esperaba.
Solo uno con heridas graves. Menos de lo que creía.
Un par de úlceras, ataques de histeria y unos cuantos cientos de miles de cortes y rasguños. No es mal balance para un accidente de avión.
Estoy repasando las notas que ha ido tomando Boone junto a una gran hoguera que ha hecho el árabe – creo que me ha dicho que se llama Sayid – y un chaval rubio – Charlie – que se ha pasado media hora intentando que recordara una canción de su grupo aún cuando le he dicho que no me sonaba absolutamente de nada y que no me va mucho la música actual, que soy más de la de los 80.
Levanto la cabeza y veo como Doc (de alguna forma tengo que llamarle) se acerca con una mujer… y que pedazo de mujer. Casi se me cae la agenda de las manos. Dios, si he sido bueno para salvarme… no soy lo suficientemente bueno para que me mandes a mi una de esas? Nah, dios como de costumbre tiene el móvil apagado o fuera de cobertura cuando yo le llamo.
- Eh! – me dice el doc cuando ve mi mano levantada – Como ha ido?
- Pues bastante mejor de lo que imaginaba. Solo un herido grave. Un tio con un trozo de metal en el cuadrante inferior izquierdo. No me he atrevido a tocárselo. Le hemos trasladado allí – le digo señalando una zona despejada – a la espera de que volviera. El hombre del torniquete en la pierna sangra aún un poco, pero se va cortando la hemorragia. Por lo demás, solo un par de úlceras que necesitaran tranquilidad absoluta, unos cuantos ataques de histeria que se pasaran solos y rasguños, torceduras y pequeñas quemaduras para dar y regalar
- Ves como podías hacerlo tu solo? – me pregunta guiñándome un ojo – Venga, quítate los pantalones
- Que?! – digo ruborizándome – Para que quiere que me los quite?
- Voy a verte esa pierna
- Delante de ella? – digo señalando a la diosa que se mantiene detrás de mi “adjunto” sin abrir la boca y sintiéndome el mayor estúpido del universo.
- No te preocupes – son sus primeras palabras y posa sus cálidos ojos color miel sobre mi mientras las dice – no eres el primer chico que veo sin pantalones.
Sin saber muy bien por que, eso me ha sonado peor de lo que realmente ha sonado y me ruborizo intensamente. Ella ríe al verme totalmente rojo y por el rabillo del ojo veo como el doc la mira y también sonríe.
- Venga, Casanova – me dice él – iremos detrás del fuselaje
- No, no, no, no, no. No soy un crio. Puedo quitarme el pantalón aquí mismo. Lo que pasa es que me ha pillado por sorpresa.
Sin pensarlo más, me desabrocho el pantalón y me lo bajo de un tirón. Dios! Eso ha dolido más de lo que me esperaba y las lágrimas saltan de mis ojos. Ella se acerca a mí y me sujeta por los hombros. Miro hacia abajo. Mi vista es borrosa pero puedo ver como las manos del doc tocan con cuidado una brecha de unos 8 centímetros en mi muslo.
- No es profunda y gracias a dios ni se ha acercado a la femoral o por tu cabezoneria, estarías muerto. Unos puntos y listo.
- Me… me vas a poner puntos sin anestesia? - pregunto aterrorizado.
- No puedo arriesgarme a que se te infecte. Te daré unos puntos provisionales y cuando nos rescaten te curarán como dios manda.
Miro a la Venus que continua con su brazo sobre mis hombros y le digo:
- Si te digo que estoy muerto de miedo, dañaré mi imagen?
Ella vuelve a sonreírme y haciendo que apoye la cabeza en su hombro me dice:
- Dame la mano y habla conmigo. Veras como todo va bien.
Siento como la aguja penetra en mi piel, con delicadeza pero sin detenerse y cojo su mano con fuerza. Al atravesar la otra parte de la herida, no puedo evitar morderme los labios con fuerza y que las lágrimas abandonen mis ojos.
- Tenemos aquí a un estudiante de medicina - dice mi cirujano improvisado - Donde estudias?
- En... en UCLA - le contesto sin poder contener las lagrimas. Estoy seguro de que le estoy rompiendo todos los huesos de la mano a la pobre...
- Ya sabes donde quieres hacer la residencia? - me pregunta mientras siento una nueva punzada de dolor.
- Siiii... en... el... Hospital San Sebastiaaaan...
- Vaya, que casualidad. Alli trabajo yo
- Siiiii?... Cooojonuuuuudoii - grito sin poder aguantar mas ante un nuevo punto - Déjalo, vale? Tampoco es tan urgente. Ya me lo coseras otro día...
- Oye, sabes que creo que eres muy valiente? - interrumpe mi único consuelo mientras me aparta el pelo de la frente y esta vez el punto no es tan horrible - Eres el primer hombre que veo, al que le dan puntos en vivo y no se desmaya.
- De veras? También soy el primer hombre queeee - nuevo punto - te rompe todos looooos huesos de la mano?
- Venga no esta siendo para tanto. Además, te esta quedando una cicatriz preciosa - añade con una sonrisa.
- Casi esta, uno más y te prometo que he terminado - dice mi torturador personal
- No voy a poder aguantarlo...
- Claro que puedes - dice ella mientras me obliga a mirarla - mírame y respira hondo.
- AAAAAAHHHHHHH - no puedo evitarlo, la herida esta sensible y yo no puedo soportar mas el dolor.
- Lo siento, lo siento - repite el maniaco que me esta torturando sin piedad - solo falta uno. Aguanta solo uno más.
Con rapidez introduce la aguja en mi carne y hace pasar el hilo. No puedo abrir los ojos. Me siento como cuando de pequeño tenían que sujetarme entre dos personas para pincharme.
- Ya esta. Ya ha pasado – me susurra el ángel que dios (en un acto de compasión que le agradeceré de por vida) me ha mandado.
Y entonces, no se muy bien por que, me pongo a llorar. Como un crio pequeño. Con sollozos entrecortados, producto del miedo mas que del dolor. Ella me acuna, acariciándome el pelo mientras el venda la herida con uno de los trapos que Hurley ha preparado. Cuando termina, se acerca a mi cabeza y apoya una mano en mi hombro.
- Eh, te encuentras mejor?
- Te odio - le digo entre lagrimas – Profundamente, además
- Lo se - dice riéndose - Estoy orgulloso de ti.
- Eso hace que me duela menos la pierna, fíjate – contesto cansado.
Cierro los ojos e intento volver a tener control sobre mi respiración. Mi diosa particular continua acariciándome el pelo y poco a poco voy cayendo en un profundo y tranquilo sueño en el que no hay accidentes de avión ni suturas en vivo.
Poco antes de que el sueño me venza definitivamente escucho la voz lejana del doc
- Eh? Chico? No se como te llamas.
- Alex - digo casi inconsciente ya - Me llamo Alex.
CONTINUARÁ
Disclaimer: el prota es mio, asi que todos los demás también. Ale
Spoilers: si no has visto Lost… que haces leyendo un fic Lost en lugar de verla?? Venga! Va!
Fandom: una serie que va sobre una gente que se estrella en una isla rara... es que como nunca la he visto no se como se llama En serio, como se llama? Por qué no me compre el jodio GPS con lo bien que estaba de precio? Búscame a ver si me encuentras? ¿Encuentrame de una vez? ¿Cuentrame (como fue)? Pos eso, Lost y punto.
Shipper: Acaso existe otro shipperio más bodito y herposo que el Jater? Eh? Eh? EH?! A que no? Asi me gusta.
Dedicatoria: a Lau, un ser humano adorable, a quien quiero muchísimo (aunque su Word me haga de sufrir) con la que he pasado momentos increibles, de quien he aprendido a caracterizar fielmente a los personajes y que también opina que soy Jack con tetas XDDDDD; a Freckles, que es anti-jack, pro-solla y skater (entre otras cosas que nos separan ) pero que me cae de pm (y con la que comparto vicio ); a Clessy, mi ciberhija, la más dulce entre las dulces… si la conoces te vuelves adicto a la insulina; a Aroa, Eli, Miguel, Jack (con quien echo mucho de menos escribir), Locki, Rafita (my brothercillo) y al resto de mis chicos del foro lost-perdidos, porque ellos lo valen, you're the best; y a todos los que os molesteis en leerlo, que teneis un merito...
Rating: prffff… yo que se! “Paranoia-en-la-que-he-metido-un-personaje-de-cosecha-propia-en-el-universo-lostie-porque-me-da-la-gana” existe? No? Pues hay que inventarla
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Capitulo 1: La vida pasa ante tus ojos.
Abro uno de mis ojos despacio, con miedo. La cabeza me da vueltas y conforme voy abriéndolo, me doy cuenta del terrible error que acabo de cometer. Unas agujas invisibles taladran mi cerebro de parte a parte y me apresuro a volver a cerrarlos con fuerza.
A falta de vista, me concentro en el resto de mis sentidos. Huele a gasolina, un olor familiar para mi; también huelo algo que nunca antes había olido, pero que me recuerda a las barbacoas familiares. Paso mi lengua por mis labios: saben a sangre. No recuerdo como me he hecho sangre en la boca y mi cerebro sigue sin querer echarme una mano.
Lo siguiente que percibo es el tacto suave de la arena bajo mis manos. ¿Arena? Mi cerebro es incapaz de procesarlo. ¿Desde cuando voy yo a la playa? Odio la playa!
A regañadientes me concentro en los sonidos de mí alrededor. No quiero oír nada, quiero seguir en ese oscuro y cálido lugar en el que me encontraba hace solo un par de segundos, pero me obligo a escuchar. Gritos. Lamentos. Lloros. Nombres lanzados al aire con terror. ¿Terror? Eso me obliga a abrir definitivamente los ojos.
Lucho con las nauseas durante un par de minutos y cuando por fin consigo vencerlas, me doy cuenta de que el dolor de cabeza no es tan terrible como yo pensaba. Me incorporó con lentitud y miro a mi alrededor: restos de metal esparcidos a pocos metros de mi; gente tumbada en el suelo, sin moverse; otros intentando incorporarse y llamando a sus seres queridos, supongo. Frente a mi hay una chica rubia gritando como una desesperada, con la cara bañada en lágrimas, el nombre de un tal Boone. Cada vez entiendo menos lo que esta pasando.
Entonces una sombra me cubre. Levanto mi cabeza y veo a un hombre calvo que me mira con preocupación.
- Estas bien?
- Eh… si, creo que si
- Vamos, te ayudaré a alejarte de aquí – me dice mientras me tiende su mano
La cojo y con su ayuda consigo ponerme en pie. No me había dado cuenta, pero tengo la pernera del pantalón llena de sangre. Intento apoyar todo mi peso sobre la pierna y lo consigo no sin hacer una mueca de dolor. El hombre me ayuda a alejarme del lugar en el que he despertado. Y por primera vez me doy cuenta de que estoy en mitad de un accidente de avión.
Accidente? Avión? MI avión ha tenido un accidente?
Lentamente mi cerebro comienza a funcionar. Recuerdo flashes anteriores a mi despertar. Sidney. Un vuelo de vuelta a casa. David entusiasmado por haber estado en Australia… Un momento. Donde esta David? Me detengo y el hombre me mira con preocupación.
- De verdad te encuentras bien?
- Si, si – le digo con una pequeña sonrisa – es solo que… viajaba con alguien. Tengo que encontrarle.
- Primero hay que ver que te pasa en esa pierna.
- No, no, en serio. Estoy bien, no es grave. Mire, le prometo que en cuanto le encuentre, veré que me pasa en la pierna. Además, por ahí hay gente que necesita ayuda más que yo – añado con una sonrisa agradecida – Vaya a ayudarles.
El hombre me suelta con reticencias, pero es que no me conoce todavía. No va a encontrar a nadie más cabezota que yo en todo el mundo.
Veo como se aleja de mí y se dirige con rapidez hacia la turbina del avión, donde un hombre trajeado esta pidiendo ayuda. Me giró sin saber muy bien por donde empezar a buscar. Dave iba sentado a mi lado, pero a mitad del vuelo se fue a la parte de atrás a intentar ligar con una chica de no-se-donde que había conocido en la zona de embarque y que no le hacia ni puñetero caso. Vete a saber donde ha podido caer o si seguirá vivo. Me obligo a pensar que sigue vivo. No puedo haber perdido a mi mejor amigo. No es una opción.
Cojeando me dirijo de nuevo a mi lugar de origen. La chica sigue allí de pie, llorando. Me acerco a ella.
- Será mejor que te alejes de los restos
- Donde esta Boone?
- Quién es Boone? – le pregunto mientras la cojo con cuidado de un brazo, invitándola a acompañarme
- Mi hermano – contesta dejándose llevar pero sin dejar de mirar a su alrededor – Boone!!!
Consigo con esfuerzo que se aleje de los restos del fuselaje y la siento en la arena.
- Escucha, no te muevas de aquí, vale? Aquí estarás bien. Tengo que encontrar a alguien, en cuanto lo haga, buscaremos juntos a tu hermano, vale?
- No esta muerto, verdad? – me dice con la voz llena de terror
- No. No lo esta. Le encontraremos.
Me sonríe por primera vez. Es una sonrisa dulce, como si se hubiera perdido y yo la hubiera ayudado a encontrar el camino a casa. Me siento como ella. Yo también me he perdido.
- Me llamo Shannon – me dice tendiendo su mano
- Es un placer, Shannon – le contesto apretándola con la mia – Quédate aquí, volveré enseguida, te lo prometo.
Afirma con su cabeza y se abraza las rodillas. Me incorporo y miro a mí alrededor. Hay una señora tosiendo en el suelo, un poco más allá, un niño busca entre los restos con una correa en la mano y corriendo hacia él va un hombre, que supongo que será su padre; varios metros más allá, una chica embarazada esta sentada en la arena junto a un chico gordo. Me apretó la cabeza con las manos. Tengo que centrarme. Lo primero, encontrar a David. Después, encontrar al hermano de Shannon. Por último, esperar a que vengan a rescatarnos. Es simple.
O al menos eso creo.
Avanzo completamente desorientado. No tengo ni idea de por donde empezar. Un chico rubio se cruza conmigo: parece como si estuviera en otro mundo. Dios, el shock esta siendo horrible. Un hombre con rasgos árabes se me acerca.
- Perdona – me dice – podrías ayudarme? Hay una mujer atrapada bajo esos asientos
- Claro – contesto con una decisión que no siento.
Avanzamos hacia la mujer y entonces escucho una enorme explosión y siento como mi cuerpo es lanzado hacia delante. El árabe que me acompaña corre la misma suerte que yo y ambos caemos sobre la arena varios metros más allá. Miramos hacia atrás sorprendidos.
- Que coño acaba de pasar? – pregunto sacudiéndome la arena de cara
- Una parte del avión ha estallado – me contesta mientras se levanta.
Le imito y nos dirigimos de nuevo hacia la mujer. Me tumbo en el suelo y me arrastro hacia ella. La llamo, pero no responde. Entonces lo veo. Dios santo. Una barra de acero le ha atravesado el pecho. Esta muerta. Las nauseas acuden fieles a su cita con la muerte y yo retrocedo todo lo rápido que puedo mientras pienso en cualquier cosa que pueda evitarme el vomito. Cuando salgo el hombre me mira
- Esta muerta. La explosión ha debido lanzar algo sobre ella. Tiene el pecho atravesado por una barra de metal. No hay nada que hacer
- Como estas tan seguro? Es que eres médico?
- Estudiante de medicina, si – contesto
- Entonces puedes ayudar a la gente, no?
- Puedo intentarlo. Soy estudiante de 3º. Todavía…
- Eso no importa – me corta – intentaré ayudar a esa gente de allí – dice señalando a un grupo de personas que intentan levantar una pesada pieza del fuselaje – tu ayuda a los que ya estén liberados.
Se aleja dejando sobre mis hombros una responsabilidad que no he pedido. Joder, yo solo quiero encontrar a David y darle una paliza. Por qué coño se empeñaría en ir a Australia? Tanto le gusto Mofly el koala o que? Como si no hubiera zoológicos en Los Ángeles.
Me dejo caer en la arena y entierro mi cara entre mis manos. No puedo derrumbarme. No voy a consentirlo. Soy más fuerte que eso. Respiro profundamente una, dos, tres veces hasta que noto que vuelvo a tener control sobre mi cerebro. Levanto la cabeza y abro los ojos. En ese mismo instante una mano me aprieta el hombro.
- Estas bien? – me dice el hombre trajeado que vi antes
- Si, si, estoy bien. No se preocupe
- Seguro? Tienes sangre en el pantalón
- No se preocupe, no pasa nada.
- Soy medico, déjame que te le eche un vistazo
- Yo soy estudiante de medicina. Y le digo que no es nada – le contesto de malos modos. Es que este tio se cree que soy gilipollas? Se reconocer una herida grave…
- A si? – me dice con una media sonrisa que me descoloca – Ven, si estas bien vas a empezar tus prácticas.
Me lleva hasta los restos del fuselaje. Ambos miramos dentro. Esta lleno de muertos. El olor que antes me había recordado a la barbacoa familiar es el de cuerpos humanos quemándose. Se me revuelve el estómago. Un chico se acerca a mi acompañante con un montón de bolis en la mano.
- No sabia cual sería mejor – dice entre jadeos
- Todos valen – le contesta cogiéndolos y le sonríe. Es una sonrisa triste, llena de pesar. Una sonrisa que dice justo lo contrario de lo que la gente asocia con ella. Mi desconocido mentor da media vuelta y se dirige hacia la gente. Yo me quedo petrificado junto al chico de los bolis
- Me llamo Boone – me dice alargando su mano
- Has dicho Boone? – le digo estrechándosela
- Si, que...
- Se donde esta tu hermana
- Shannon? Esta bien? Esta viva?
Por toda respuesta le cojo del brazo y nos dirigimos hacia donde ella nos espera exactamente en la misma posición en la que la he dejado. Cuando nos hemos acercado lo suficiente como para verla la cara inundada en lágrimas, Boone sale corriendo hacia su hermana y ambos se funden en un abrazo. Yo me quedo donde estoy. Mi primera misión esta cumplida. Ahora, tendría que ponerme a buscar a Dave, pero el tipo del traje me llama.
- Oye, dices que eres estudiante de medicina?
- Si
- En que curso estas?
- Tercero. Empezare las rotaciones de cuarto este semestre.
- Uhmm - asiente pensativo y de repente me coge del brazo – Si te sientes con fuerzas, me vendría bien que me echaras una mano con la gente. Ver que tal esta y esas cosas.
- Hacerles la historia clínica?
- Más o menos – dice mientras me tiende los bolis que Boone le había dado – Tu pregunta como están. Los que creas que te superan, me lo dices después, de acuerdo?
- Y usted donde estará? – le pregunto repentinamente muerto de miedo
- Eh, tranquilo – contesta apoyando sus manos en mis hombros – Confío en ti, vale? Se que lo harás bien. Respira hondo y concéntrate. Aunque no te hayas dado cuenta, ya has hecho esto antes. En clase lo has hecho. Imagina que estas allí y que esa gente son tus compañeros. Lo harás muy bien – añade guiñándome un ojo.
- Esta bien – digo no muy seguro de que realmente este bien – Lo haré.
- Estupendo – sonríe revolviéndome el pelo como si tuviera 10 años – En cuanto vuelva, te veré esa pierna. Esta sangrando.
Dicho lo cual, la media vuelta y se dirige hacia la selva. Que leches va a buscar allí? El Hospital de King Kong? O la consulta de Urgencias de Barbie Super-aventurera? Levanto las cejas inconscientemente y me encojo de hombros. Fijo que este tio era adjunto en su hospital. Todo el trabajo para los pringaillos.
Doy media vuelta y me quedo mirando a la gente. Se han empezado a formar grupitos. No es que así vaya a ser más fácil, pero por lo menos tendré que andar menos. No quiero reconocerlo, pero la pierna me esta empezando a doler horrores.
Respiro hondo y me dirijo hacia ellos. El primero es el hombre negro que vi correr hacia su hijo nada más despertar. Me mira con mala cara y me dice que no les pasa nada. Resoplo.
Esto va a ser estupendo.
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Casi hora y media después he terminado de hablar con todos los supervivientes. Boone me ha echado una mano apuntando todo en una agenda que ha encontrado entre las maletas. El chico gordo, Hurley, también se ha ofrecido a ayudarme consiguiendo telas para vendas y buscando botiquines en las maletas.
47 supervivientes. Más de los que esperaba.
Solo uno con heridas graves. Menos de lo que creía.
Un par de úlceras, ataques de histeria y unos cuantos cientos de miles de cortes y rasguños. No es mal balance para un accidente de avión.
Estoy repasando las notas que ha ido tomando Boone junto a una gran hoguera que ha hecho el árabe – creo que me ha dicho que se llama Sayid – y un chaval rubio – Charlie – que se ha pasado media hora intentando que recordara una canción de su grupo aún cuando le he dicho que no me sonaba absolutamente de nada y que no me va mucho la música actual, que soy más de la de los 80.
Levanto la cabeza y veo como Doc (de alguna forma tengo que llamarle) se acerca con una mujer… y que pedazo de mujer. Casi se me cae la agenda de las manos. Dios, si he sido bueno para salvarme… no soy lo suficientemente bueno para que me mandes a mi una de esas? Nah, dios como de costumbre tiene el móvil apagado o fuera de cobertura cuando yo le llamo.
- Eh! – me dice el doc cuando ve mi mano levantada – Como ha ido?
- Pues bastante mejor de lo que imaginaba. Solo un herido grave. Un tio con un trozo de metal en el cuadrante inferior izquierdo. No me he atrevido a tocárselo. Le hemos trasladado allí – le digo señalando una zona despejada – a la espera de que volviera. El hombre del torniquete en la pierna sangra aún un poco, pero se va cortando la hemorragia. Por lo demás, solo un par de úlceras que necesitaran tranquilidad absoluta, unos cuantos ataques de histeria que se pasaran solos y rasguños, torceduras y pequeñas quemaduras para dar y regalar
- Ves como podías hacerlo tu solo? – me pregunta guiñándome un ojo – Venga, quítate los pantalones
- Que?! – digo ruborizándome – Para que quiere que me los quite?
- Voy a verte esa pierna
- Delante de ella? – digo señalando a la diosa que se mantiene detrás de mi “adjunto” sin abrir la boca y sintiéndome el mayor estúpido del universo.
- No te preocupes – son sus primeras palabras y posa sus cálidos ojos color miel sobre mi mientras las dice – no eres el primer chico que veo sin pantalones.
Sin saber muy bien por que, eso me ha sonado peor de lo que realmente ha sonado y me ruborizo intensamente. Ella ríe al verme totalmente rojo y por el rabillo del ojo veo como el doc la mira y también sonríe.
- Venga, Casanova – me dice él – iremos detrás del fuselaje
- No, no, no, no, no. No soy un crio. Puedo quitarme el pantalón aquí mismo. Lo que pasa es que me ha pillado por sorpresa.
Sin pensarlo más, me desabrocho el pantalón y me lo bajo de un tirón. Dios! Eso ha dolido más de lo que me esperaba y las lágrimas saltan de mis ojos. Ella se acerca a mí y me sujeta por los hombros. Miro hacia abajo. Mi vista es borrosa pero puedo ver como las manos del doc tocan con cuidado una brecha de unos 8 centímetros en mi muslo.
- No es profunda y gracias a dios ni se ha acercado a la femoral o por tu cabezoneria, estarías muerto. Unos puntos y listo.
- Me… me vas a poner puntos sin anestesia? - pregunto aterrorizado.
- No puedo arriesgarme a que se te infecte. Te daré unos puntos provisionales y cuando nos rescaten te curarán como dios manda.
Miro a la Venus que continua con su brazo sobre mis hombros y le digo:
- Si te digo que estoy muerto de miedo, dañaré mi imagen?
Ella vuelve a sonreírme y haciendo que apoye la cabeza en su hombro me dice:
- Dame la mano y habla conmigo. Veras como todo va bien.
Siento como la aguja penetra en mi piel, con delicadeza pero sin detenerse y cojo su mano con fuerza. Al atravesar la otra parte de la herida, no puedo evitar morderme los labios con fuerza y que las lágrimas abandonen mis ojos.
- Tenemos aquí a un estudiante de medicina - dice mi cirujano improvisado - Donde estudias?
- En... en UCLA - le contesto sin poder contener las lagrimas. Estoy seguro de que le estoy rompiendo todos los huesos de la mano a la pobre...
- Ya sabes donde quieres hacer la residencia? - me pregunta mientras siento una nueva punzada de dolor.
- Siiii... en... el... Hospital San Sebastiaaaan...
- Vaya, que casualidad. Alli trabajo yo
- Siiiii?... Cooojonuuuuudoii - grito sin poder aguantar mas ante un nuevo punto - Déjalo, vale? Tampoco es tan urgente. Ya me lo coseras otro día...
- Oye, sabes que creo que eres muy valiente? - interrumpe mi único consuelo mientras me aparta el pelo de la frente y esta vez el punto no es tan horrible - Eres el primer hombre que veo, al que le dan puntos en vivo y no se desmaya.
- De veras? También soy el primer hombre queeee - nuevo punto - te rompe todos looooos huesos de la mano?
- Venga no esta siendo para tanto. Además, te esta quedando una cicatriz preciosa - añade con una sonrisa.
- Casi esta, uno más y te prometo que he terminado - dice mi torturador personal
- No voy a poder aguantarlo...
- Claro que puedes - dice ella mientras me obliga a mirarla - mírame y respira hondo.
- AAAAAAHHHHHHH - no puedo evitarlo, la herida esta sensible y yo no puedo soportar mas el dolor.
- Lo siento, lo siento - repite el maniaco que me esta torturando sin piedad - solo falta uno. Aguanta solo uno más.
Con rapidez introduce la aguja en mi carne y hace pasar el hilo. No puedo abrir los ojos. Me siento como cuando de pequeño tenían que sujetarme entre dos personas para pincharme.
- Ya esta. Ya ha pasado – me susurra el ángel que dios (en un acto de compasión que le agradeceré de por vida) me ha mandado.
Y entonces, no se muy bien por que, me pongo a llorar. Como un crio pequeño. Con sollozos entrecortados, producto del miedo mas que del dolor. Ella me acuna, acariciándome el pelo mientras el venda la herida con uno de los trapos que Hurley ha preparado. Cuando termina, se acerca a mi cabeza y apoya una mano en mi hombro.
- Eh, te encuentras mejor?
- Te odio - le digo entre lagrimas – Profundamente, además
- Lo se - dice riéndose - Estoy orgulloso de ti.
- Eso hace que me duela menos la pierna, fíjate – contesto cansado.
Cierro los ojos e intento volver a tener control sobre mi respiración. Mi diosa particular continua acariciándome el pelo y poco a poco voy cayendo en un profundo y tranquilo sueño en el que no hay accidentes de avión ni suturas en vivo.
Poco antes de que el sueño me venza definitivamente escucho la voz lejana del doc
- Eh? Chico? No se como te llamas.
- Alex - digo casi inconsciente ya - Me llamo Alex.
CONTINUARÁ