Post by sandrabrigde on Nov 3, 2007 16:51:48 GMT 1
Este es mi primer fic y tal, me gustó tanto el capitulo que me quedé con las ganas de saber que había pasado con Robert en esos momentos
Nada es mio, y si lo fuera le daría una patada a Volk por hacernos esto.
A vosotras, ya sabeis porqué.
Empatía
El frío tocaba sus músculos y los destrozaba.
Los convertía en piedra y cada vez que se movía tenía más frío. Sus manos estaban alrededor de una cintura, aferrándose a ella, sin querer soltarla y a pesar de que era consciente que estaba gritando, no podía oír.
Nada.
En su interior una voz le chillaba que se moviese, que hiciese algo, pero era incapaz de articular sus brazos ni sus piernas. Tenía miedo.
Sólo podía balancear su cuerpo mientras los demás, a quienes no conocía de nada, gritaban que la ambulancia iba a llegar y que se pondría bien.
Sobreviviría.
Pero estaba helada, no podía sentir su pulso, ni su aliento y sus ojos azules estaban cerrados. No había dicho nada, ni un “lárgate, Robert” ni un adiós. Sólo se había desvanecido, como Joshie.
La idea de perderla le rompía, le destrozaba. Le dolía horrores que se fuera ella, que no estuviera con él nunca más y le dijera lo capullo que era por llamarla loca, por no creerla, por estudiar algo de ella que no era capaz de comprender.
Ella no podía irse. Era simplemente eso. No podía marcharse sin más, sin que pudiera pedirle perdón por no haber creído en ella, y darle las gracias, por Joshie.
No supo cuando ni tampoco por qué, pero lloró. Las lágrimas que caían por sus mejillas viajaban hacia la cara de Alison, daban calor a la fría noche.
Entonces sintió como alguien tiraba de él y le apartaba de ella. Y quería chillarle que la dejaran en paz, que él cuidaría de ella, pero le agarraban con demasiada fuerza y estaba muy cansado para luchar.
Vio con impotencia como los sanitarios hacían todo lo que estaba en sus manos para que volviera y la subieron a una camilla. Fue cuando se liberó y se abalanzó a la ambulancia, se sentó a su lado y sin pensarlo dos veces, cogió su mano. Estaba fría, pero era el frío de siempre y algo más relajado, se secó las lágrimas.
Tenía el café agarrado con fuerza.
Le daba algo de calor, pero seguía teniendo frío y estaba realmente agotado.
Si miraba el reloj, no sabría decir cuanto tiempo había estado allí. Quizás mucho tiempo, pero no el suficiente.
El móvil le hizo reaccionar. Ni se molestó en contestar. Barbara había intentado contactar con él desde hacía mucho tiempo, pero no quería hablar con nadie ahora. No quería escuchar ningún reproche, ninguna advertencia ni ningún “te lo dije, Robert”, porque gritaría. Tampoco quería hablar con Jude. Quería estar solo y esperar.
-¿Los familiares de Alison Mundy?- dijo una voz grave.
Como un autómata, se levantó y se acercó al médico. Durante unos minutos le estuvo contando algo que no quería escuchar. Sólo esperaba a que le dijera que podía verla y cuando lo hizo echó a correr.
Su habitación estaba al fondo del pasillo y ella dormía. Por primera vez en su vida, dormía y sabía a ciencia cierta que era gracias a los sedantes o a lo que fuera.
Su corazón latía con normalidad y su pulso estaba bien. Sin embargo, su rostro estaba roto y él comprendió que aquella locura del espiritismo había traído más fantasmas a su vida que los que ella habría querido.
Se sentó a su lado. Cogió su mano y la apretó. No quería despertarla, pero tampoco se deshizo de ella. No quería abandonarla. Esa mujer había entrado en su vida de la misma forma en la que podría haber desaparecido esa misma noche y no quería dejarla ir.
Le había ayudado. Le había consolado. Juntos habían pasado miles de cosas, unas peores y otras no tantas. Habían conocido a mucha gente trastornada, que sólo necesitaba ayuda para salir adelante. Vencer a sus fantasmas. Y Alison había estado ahí para todos ellos, sin esperar nada a cambio.
Fue idiota al no dejarse ayudar. A negarse a creer que Joshie estaba a su lado y que quería cruzar. Fue idiota.
-¿Qué coño hago aquí?
Levantó la cabeza y la vio. Sus ojos azules brillaban de nuevo, le miraban buscando respuestas y como antes, conectaron. Cerró los ojos y se levantó.
Era empatía, no conexión.
Nada es mio, y si lo fuera le daría una patada a Volk por hacernos esto.
A vosotras, ya sabeis porqué.
Empatía
El frío tocaba sus músculos y los destrozaba.
Los convertía en piedra y cada vez que se movía tenía más frío. Sus manos estaban alrededor de una cintura, aferrándose a ella, sin querer soltarla y a pesar de que era consciente que estaba gritando, no podía oír.
Nada.
En su interior una voz le chillaba que se moviese, que hiciese algo, pero era incapaz de articular sus brazos ni sus piernas. Tenía miedo.
Sólo podía balancear su cuerpo mientras los demás, a quienes no conocía de nada, gritaban que la ambulancia iba a llegar y que se pondría bien.
Sobreviviría.
Pero estaba helada, no podía sentir su pulso, ni su aliento y sus ojos azules estaban cerrados. No había dicho nada, ni un “lárgate, Robert” ni un adiós. Sólo se había desvanecido, como Joshie.
La idea de perderla le rompía, le destrozaba. Le dolía horrores que se fuera ella, que no estuviera con él nunca más y le dijera lo capullo que era por llamarla loca, por no creerla, por estudiar algo de ella que no era capaz de comprender.
Ella no podía irse. Era simplemente eso. No podía marcharse sin más, sin que pudiera pedirle perdón por no haber creído en ella, y darle las gracias, por Joshie.
No supo cuando ni tampoco por qué, pero lloró. Las lágrimas que caían por sus mejillas viajaban hacia la cara de Alison, daban calor a la fría noche.
Entonces sintió como alguien tiraba de él y le apartaba de ella. Y quería chillarle que la dejaran en paz, que él cuidaría de ella, pero le agarraban con demasiada fuerza y estaba muy cansado para luchar.
Vio con impotencia como los sanitarios hacían todo lo que estaba en sus manos para que volviera y la subieron a una camilla. Fue cuando se liberó y se abalanzó a la ambulancia, se sentó a su lado y sin pensarlo dos veces, cogió su mano. Estaba fría, pero era el frío de siempre y algo más relajado, se secó las lágrimas.
Tenía el café agarrado con fuerza.
Le daba algo de calor, pero seguía teniendo frío y estaba realmente agotado.
Si miraba el reloj, no sabría decir cuanto tiempo había estado allí. Quizás mucho tiempo, pero no el suficiente.
El móvil le hizo reaccionar. Ni se molestó en contestar. Barbara había intentado contactar con él desde hacía mucho tiempo, pero no quería hablar con nadie ahora. No quería escuchar ningún reproche, ninguna advertencia ni ningún “te lo dije, Robert”, porque gritaría. Tampoco quería hablar con Jude. Quería estar solo y esperar.
-¿Los familiares de Alison Mundy?- dijo una voz grave.
Como un autómata, se levantó y se acercó al médico. Durante unos minutos le estuvo contando algo que no quería escuchar. Sólo esperaba a que le dijera que podía verla y cuando lo hizo echó a correr.
Su habitación estaba al fondo del pasillo y ella dormía. Por primera vez en su vida, dormía y sabía a ciencia cierta que era gracias a los sedantes o a lo que fuera.
Su corazón latía con normalidad y su pulso estaba bien. Sin embargo, su rostro estaba roto y él comprendió que aquella locura del espiritismo había traído más fantasmas a su vida que los que ella habría querido.
Se sentó a su lado. Cogió su mano y la apretó. No quería despertarla, pero tampoco se deshizo de ella. No quería abandonarla. Esa mujer había entrado en su vida de la misma forma en la que podría haber desaparecido esa misma noche y no quería dejarla ir.
Le había ayudado. Le había consolado. Juntos habían pasado miles de cosas, unas peores y otras no tantas. Habían conocido a mucha gente trastornada, que sólo necesitaba ayuda para salir adelante. Vencer a sus fantasmas. Y Alison había estado ahí para todos ellos, sin esperar nada a cambio.
Fue idiota al no dejarse ayudar. A negarse a creer que Joshie estaba a su lado y que quería cruzar. Fue idiota.
-¿Qué coño hago aquí?
Levantó la cabeza y la vio. Sus ojos azules brillaban de nuevo, le miraban buscando respuestas y como antes, conectaron. Cerró los ojos y se levantó.
Era empatía, no conexión.