Post by LauraMundy on Dec 23, 2007 23:23:33 GMT 1
Fandom: Afterlife, sí, para variar un poco.
Spoilers: No necesariamente para quien haya visto misdirection (1x04)
Rating: El más puro y sanote PG, y esta vez va en serio. XD. Alison/Robert. RST.
Dedicatorias: Umm… tengo demasiada gente a la que agradecer bastantes cosas, pero principalmente quiero dedicar esto a mis niñas Alert, a las que me han iniciado en esto y que hizo que nos uniera aún más. Por vosotras va este caramelito navideño. Pero no os acostumbréis, no voy a ser tan buena siempre Xdddd. También a Almu, que participa activamente a pesar de sus serios problemas con la serie. XD. Y porque no haya ni una puñetera rencilla más entre nosotras, que me entere yo. Por último, pero no menos importante a Love Actually y a Andrew-cartelitos-Lincoln.
********
I don’t want a lot for christmas, there is just one thing I need,
I don’t care about the presents underneath the christmas tree
I just want you for my own, more than you could ever know
Make my wish come true..
All I want for christmas is....you.
I don’t want a lot for christmas, there is just one thing I need
I don’t care about the presents underneath the christmas tree
I don’t need to hang my stocking, there upon the fireplace...
Santa Claus won’t make me happy with a toy on christmas day
I just want you for my own, more than you could even know.
Make my wish come true...all I want for christmas is you, you, baby!
Oh I don’t ask for much this christmas, I won’t even wish for snow
(And I) I’m just gonna keep on waiting underneath the mistletoe.
I won’t make a list and send it to the north pole for Saint Nick
I won’t even stay awake to hear those magic reindeer click.
‘Cause I just want you here tonight, holding on to me so tight,
What more can I do?
Oooh all the lights are shinning so brightly everywhere,
..and the sound of children’s laughter fills the air!
And everyone is singing, I hear those sleigh bells ringing.
Santa, won’t you bring me the one I really need?
Won’t you please bring my baby to me?
Oh I don’t want a lot for christmas, this is all I’m asking for.
I just want to see my baby, standing right outside my door.
All I want for christmas is you, and you, and you!
All I want for christmas...
_____________
Las luces navideñas estaban encendidas. Podía verlo desde la ventana de su habitación en el altillo. Jamás le habían dado alegría estas fechas, ni siquiera cuando estaba con su padre y su madre, ni siquiera cuando quería dejar de ser una niña encerrada en la mente de una mujercita bastante avanzada en edad por las circunstancias que su infancia nada fácil le había planteado. Daba igual que fuera veinticinco de Diciembre, Santa Claus pocas veces se pasaba por casa.
Otra fecha más. Otra jodida fecha más, sólo eso. En la que estaría sola, se aferraría a su fiel botella de vino y danzaría tambaleándose por su casa hasta caer exhausta donde primero le viniera mejor. Sólo que este año, por alguna razón, había sido diferente en todos los sentidos. Podía decirse que la radicalidad en tal cambio estaba en la mirada verde azulada que esa misma mañana había osado en llamar al timbre con demasiada insistencia hasta que logró sacarla de su sueño, de una entre un millón de noches que lograba dormir. Fue hasta la puerta con la clara intención de mandar a donde mejor viniera al maldito gilipollas que...
-Has olvidado nuestra cita –Dijo el tan bien puesto y colocado Doctor Bridge, al otro lado de la puerta, observándola con curiosidad, atravesando con su mirada los mil y un motivos que podrían haberla llevado a hacer eso.
Pero, claro, sólo se encontró con que no podía reaccionar. Una mujer sencilla, adormilada y muy cabreada porque la habían despertado. Por un momento todo cesó. Por un momento, estuvo apunto de pellizcar una de sus mejillas, intentando distinguir realidad con sueño. Aunque al mismo tiempo no podía evitar fijarse en su actitud tan incómoda, de necesitar una distancia más que prudencial con ella.
-Perdona –replicó, e hizo algo tan insulso como ofrecerle café, explicarle los motivos por los que la cafeína en vena era su droga y miles de asuntos más que probablemente no escuchaba. Primero porque carecían de importancia, segundo porque estaba demasiado concentrado colocando su grabadora y notas en perfecto orden.
¿Qué coño le había pasado de ayer a hoy? Creía que antes podía mantener conversaciones normales con él, en lugar de tener la sensación de hablar con un muro altísimo de piedra gruesa. Incluso estaba más amable por vía telefónica que ahora, teniéndole en frente. Dolía. Dolía su frialdad. Eso hacía. Pero por supuesto, no iba a decirlo.
Soltó su rollo matemático – profesional, dejando de lado el detalle que tenía, no ya sólo como alguien que profesa hacia ti algo más que algo que profesaría una persona que te conoce simplemente de vista, de haber tratado contigo dos veces y punto, sino como…pregunta educada, presentar un poco más de curiosidad por la absoluta bendición que suponía para ella salir todos los días unas pocas horas a tomar aire, aunque fuera trabajando para tener la mente en otro sitio que no sean los espíritus, que no sea Él. Pero apenas hizo caso de su ya segundo intento
-Bien –dijo, en un patético intento por sonar animado, mientras se ajustaba las gafas –¿Dónde?
Al momento de contestar, de forma incómoda más que nada por lo que suponía para él saber que trabajaba, maldita casualidad, justo donde su madre también estaba. Entonces, escuchó de sus labios, de su tensión aún más patente, casi arriesgando demasiado, la palabra que seguro había tenido un tiempo considerable revoloteando entre los pensamientos, porque parecía que hubiera estado esperando la ocasión perfecta para decirlo de una vez. Librarse de ese peso que le estaba angustiando sin saber cómo.
Transferencia
¿Por quién la estaba tomando? Ahí estaba todo su temor, en que ella se hubiera enamorado. Entonces volvió a mirarle, volvió a perderse en esos malditos tonos verdes que traspasaban su azul y quiso gritarle que de qué coño estaba hablando y acusarle de ser un maldito creído. Pero en su lugar quedó totalmente petrificada, clavó sus ojos con la misma intensidad, para cubrirse, para no hacerse daño otra vez.
-Hablas de cuando el paciente se “enamora” o algo así de su psicólogo ¿verdad? No te pongas medallas, Robert. Sé perfectamente lo que es y puedo asegurarte que este no es el caso, de ninguna de las maneras –Lo dijo de corrido. Dejándolo caer de su alma directamente a sus labios.
Vio sorprendente su reacción, parecía que quisiera seguir discutiendo el asunto, pero decidió dejarlo con una de sus tan conocidísimas muestras pacíficas. En todo el día no se había quitado esa conversación de la cabeza. Necesitaba marcharse de allí. Marcharse de allí para entender qué le estaba pasando con él. Por qué le afectaba la mínima cosa que dijera, por qué se sentía terriblemente herida por cada una de las veces que él deliberadamente la ignoraba o no se mostraba lo suficientemente interesado por los hechos que pudieran darse en su vida. Entender qué le ocurría a su corazón que, desde hacía ya muchos años, había vuelto a tener una actividad inusual, produciendo altos picos de adrenalina por discusión mantenida con su joven contrincante. O Aliado. O no sabía qué.
Alison fue hasta su pequeño salón – cocina y encontró todavía los adornos navideños ahí, abandonados sobre la mesa esperando ser colocados. Sonrió para sí misma, tampoco tenía nada especial que hacer. Lo máximo que tenía era un abeto de plástico pequeño que había comprado hace años, pocas bolas de colores, alguna guirnalda y acebo para colgar en la puerta, que había comprado hacía no demasiado. Al momento en que se asomó para hacerlo estaba tan distraída que apenas se percató de la presencia tras ella cuando ya llevaba un tiempo considerable apoyada en su propia puerta, con los ojos cerrados. Respirando el aire frío y sintiéndolo como oxígeno para su cabeza.
-No te hacía persona de decorar la casa por fiestas –enunció una voz.
Ella abrió los ojos desde su posición para toparse con el dueño de la voz que tan bien había aprendido a reconocer durante todo este tiempo. Vestía igual de informal que por la mañana, sólo se había añadido un abrigo encima por las horas que eran. Luego se centró en su mano derecha para descubrir una bolsa más o menos pequeña, regalo para Jude, se dijo, al caer de nuevo por pura inercia en su alianza. No quiso ni levantarse, sino que continuó donde mismo estaba, sentada. Fue Robert quien, sin autorización previa, tomó asiento a su lado, apoyándose sobre el escalón. Jugaba mucho con las asas de la bolsita. Sin cesar.
-Que la navidad no sea precisamente mi época del año no quiere decir que no conserve –señaló con el dedo hacia arriba –estas cosas. Son entretenidas.
Entonces él suspiró, escondiendo una media sonrisa sabedora.
-¿Llevas mucho tiempo aquí?
-No lo sé –replicó, cortante –Probablemente mucho. Y si lo supiera –Alzó despacio su tono –tampoco creo que te interesara demasiado.
-Robert se llevó ambas manos a la barbilla, aún conservando la bolsa consigo –¿Eso crees? ¿Qué te ignoro a conciencia, Alison? -Continuó, indignado –¿Qué crees que es esto para mí, una vía a la fama a costa tuya?
Hubo un silencio durante el cual Alison sólo pudo morderse el labio con gesto incrédulo.
-Precisamente, Robert, eso es lo que creo, sí. Eso es lo que creo porque no me has demostrado otra cosa –Movió sus piernas enfundadas en unos vaqueros azulina con intención de volver a entrar a casa. Furiosa, pero asimilándolo.
Bien. Demasiado bien para la persona que la frenó con el brazo. Alison se quedó mirando detenidamente el modo en que estaba cogiendo su antebrazo: Firme pero delicadamente, tal como creía que debía ser su tacto. Las nubes color tizón que habían estado cubriendo Bristol desde el mediodía habían decidido terminar el cuadro con unos inocentes copos de nieve que empezaron a caer despacio. Ambos miraron hacia arriba, topándose también con el acebo que reinaba sobre sus cabezas y quiso estar así, tal cual, con Robert y la nieve cayendo mucho tiempo. Todo el que hiciera falta. Tras dicho pensamiento, una sonrisa intencionada, casi vengativa, cruzó de lado a lado sus labios.
Sería concederse un capricho, un maldito capricho, nada más, y le daría en las narices con su petulante teoría. Tomó aire. Mucho.
-Suéltame –Dijo, sin más. Ciertamente, le estaba resultando incómodo. La última vez que la cogieron de esa manera fue para dejarle brazo y muñecas destrozado.
Al momento en que Robert iba a hacerlo chocó su boca con la de él, sin más. Esperando, temblando al probar por primera vez esos carnosos labios sin saber por qué. Al principio, creyó que no reaccionaría, o que inmediatamente la apartaría de sí con auténtica repugnancia, pero empezó a corresponder poco a poco, averiguando también los entresijos de sus labios mientras ella seguía perdida en el leve matiz mentolado de su aliento, recorriendo los caracolillos de su pelo con ambas manos, aferrándose al sentimiento. Justo cuando notó con claridad las manos de Robert atraerla por la cintura fue cuando desenlazó su lengua de la de él, separándose. Le pareció haber escuchado un leve quejido por su parte. Éste la miraba, tremendamente confuso.
-Acebo –Dijo Alison con total naturalidad mientras se levantaba – Espero que ahora tengas la respuesta que buscabas –Miró hacia otra parte, tensa –Ahora si no te importa, me encantaría entrar, Robert –se ajustó su abrigo – Empieza a hacer frío.
Esperaba encontrárselo realmente cabreado al dar la vuelta, o que de hecho ya se hubiera marchado a paso ligero a coger su coche, pero sin embargo tenía impreso en su cara un gesto entre divertido y lleno de sorpresa. Avanzó unos pasos para así depositar la bolsa entre sus manos.
-Feliz Navidad, Alison.
ERRORES –EPILOGO-
All around me are familiar faces
Worn out places, worn out faces
Bright and early for their daily races
Going nowhere, going nowhere
Their tears are filling up their glasses
No expression, no expression
Hide my head I want to drown my sorrow
No tomorrow, no tomorrow
And I find it kind of funny
I find it kind of sad
The dreams in which I'm dying
Are the best I've ever had
I find it hard to tell you
I find it hard to take
When people run in circles
It's a very, very
Mad World
Mad world
Children waiting for the day they feel good
Happy Birthday, Happy Birthday
And I feel the way that every child should
Sit and listen, sit and listen
Went to school and I was very nervous
No one knew me, no one knew me
Hello teacher tell me what's my lesson
Look right through me, look right through me
And I find it kind of funny
I find it kind of sad
The dreams in which I'm dying
Are the best I've ever had
I find it hard to tell you
I find it hard to take
When people run in circles
It's a very, very
Mad World
Mad World
Enlarging your world
Mad World. –Gary Jules, Mad World
Seguía recostado. Todavía ni su fiel cerveza proporcionaba inspiración. Ni una palabra era capaz de reflejar para encabezar el capítulo que hoy tenía pensado empezar. Dejó resbalar de nuevo la espuma entre los labios y los tocó cuando aún estaban húmedos. Había sido un sabor y un tacto tan particular e inesperado que sentía como si la bebida estuviese borrando su rastro En un rapto de inspiración se incorporó, dio otro sorbo y se colocó las gafas:
“ A veces la vida nos hace creer que otras personas son víctimas de algo que nosotros hemos mal auto – impuesto, cuando resulta que en realidad no hacemos más que entregarnos a nuestros propios errores. Hoy, he recibido confirmación de ello”
Se acercaba el veinticuatro de Diciembre en veinticuatro horas. Iría a cenar con Jude “en familia” tras aceptar sus muy insistentes ruegos para soportar a la nueva parejita. Debería estar contento, ella, quien fue –no, reclamaba, ¡es! –su mujer, parecía ir entrando en razón despacio.
Sin embargo, no olvidaba la entrega. Y el error.
************
Descorchó una botella. Ese precioso color burdeos la miraba desde mesa, pero ella decidió centrarse en el paquete abierto sobre su sillón. Una caja perfectamente empaquetada y con lazo ahora estaba abierta. Dentro, un par de guantes de lana con bonitos colores variados. Al lado, una pulsera bastante simple, pero hermosa, dorada. Hacía años que no recibía regalos de nadie y el detalle había devuelto el brillo de la ilusión a sus ojos. Fue hacia su improvisadísima cena, sirviéndose vino. Tras morder por segunda o tercera vez el sándwich, vio a Josh de nuevo, saliendo del mismo rincón. Parecía contento, porque sonreía.
-Tendremos que darle las gracias los dos a papá por estas navidades, ¿no? –Rió, medio en broma, medio en serio ante su único acompañante, el cual exhaló como toda respuesta una risita, correteó un poco en derredor con sus coches de juguete para luego marcharse.
Transferencia. Jodida transferencia.
Y endemoniado el acebo que no la dejaba olvidar su sabor a caramelo de menta.
FIN