Post by sonia on Nov 17, 2007 9:32:47 GMT 1
Bueno, por primera vez me atrevo a colgar algo mio aqui
Es un pequeño short de esta pareja que tanto se atrae y que me tiene fascinada. Un short algo hot debido al deseo contenido por parte de ambos que sale a la luz en el momento menos esperado
--------------------
Las puertas no se abrían, por más que lo deseara seguían cerradas y él esperando impaciente para escapar de la bronca diaria de la decana. Era cierto que le encantaba verla enfadada, se ponía muy sexy cuando perdía los estribos y se dejaba llevar por el genio. Un día, una de esas broncas iba a terminar mal; tanto pique iba a llevarles a decir cosas que no debían y luego lamentarían y eso no lo podía permitir. No quería perder su amistad, era demasiado importante para él aunque nunca se lo demostrara.
Como veía que no llegaba el maldito ascensor se dispuso a escapar por las escaleras, lejos de las miradas de todos los allí presentes que no se percatarían que un cojo las subiese. Cuando estaba comenzando a girar para irse, se produjo el milagro, apareció el ascensor. Venían dos celadores con una camilla y salieron corriendo ya que una emergencia había surgido en las consultas dejándola dentro. Aprovechó el descuido para colarse y escapar de la reprimenda de la jefa, pero no tuvo suerte, ella lo vio y logró colarse dentro antes de que se cerrasen las puertas.
-¿A que estas jugando House?- le preguntó enfadada- Tienes que pasar consultas, hay un paciente esperándote desde hace media hora.
-No pienso pasar consulta-le contestó apretando el botón para que no se abriesen las puertas de nuevo.-Estoy harto…
-¿Pero que has hecho? ¿Como has podido parar el ascensor?
-Porque estoy harto de que estés todo el día con las consultas detrás de mí. Te cedo a mis discípulos para que las pasen por mí, y me pagas persiguiéndome por todo el hospital para que haga lo que cualquier estudiante de primero de carrera puede hacer.
-¡House! No se mueve-le dijo ella alarmada al ver que el ascensor no obedecía - ¿Qué has hecho para que no se mueva el ascensor?
-¿Cómo no se va a mover?-le dijo mientras la apartaba para cerciorarse por si mismo de que era cierto-¿Qué ha hecho la gran decana para que este aparato no se mueva? ¿Seguro que ha sido cosa tuya para que nos quedásemos encerrados aquí solitos los dos?
-¡Qué más quisieras tú que yo hubiese hecho algo para quedarme a solas contigo!-le contestó ofendida porque ese pensamiento de quedarse a solas con él había pasado miles de veces por su cabeza cuando coincidían a solas en el ascensor- No sé como puedes pensar que yo esté …. Interesada en ti. Es increíble, soy tu jefa…
-Protesta mucho, señora decana- la interrumpió él viendo como su movimiento en aquel cubículo de un lado a otro hacía que se pusiese nerviosa por momentos. El espacio que ocupaba la camilla olvidada hacía que cada vez que pasaba a su lado pudiese oler ese aroma suyo tan particular y a la vez tan excitante. Era algo, no sabía el que, que hacía que ese aroma se le quedase impregnado cada vez que se acercaba a ella y le perseguía durante todo el día sin que pudiese sacárselo de su cabeza.
-No protesto, lo que no entiendo es ¿por qué un ascensor de un hospital se cierra y no responde a las órdenes? La semana pasada vinieron a revisarlos y dijeron que todo estaba bien. Espero que sea cierto porque sino.
En esos momentos sonó el telefonillo interno que tienen para comunicarse con los de seguridad a lo que Cuddy no dudó en responder antes de que House hiciese alguna de las suyas.
-¿Si? Soy la doctora Cuddy, la decana del hospital- Contestó con un tono de impaciencia en la voz- ¿Se puede saber que es lo que pasa que esto no se mueve?
-No lo se doctora Cuddy, usted no se preocupe. Hemos llamado a los de mantenimiento y vendrán en una hora. Es que han tenido que salir a un aviso y no han vuelto todavía. Estamos intentando comunicarnos con ellos para que se den prisa, pero de momento no ha sido posible. En cuanto lleguen la avisamos. Otra pregunta doctora ¿Cuántas personas están con usted?
-El doctor House y yo somos los únicos ocupantes del ascensor. ¿Por que lo pregunta? ¿Acaso no nos ven por el circuito cerrado de vigilancia?
-Verá…- contestó el hombre- La semana pasada tuvimos una avería con una de ellas y todas fueron desconectadas porque si falta una el resto no funciona.
-¡Me está diciendo que no pueden vernos! Pero…
House le quitó el auricular y la apartó como pudo lejos del mismo antes de que le montase una buena bronca al joven por algo que él no tenía la culpa. Se había enterado de todo ya que el tono que emplearon fue tan alto que no hubiera hecho falta usar el teléfono para comunicarse.
-No se preocupe, estaremos bien; pues esperaremos. Muchas gracias y apúrese todo lo que pueda, a ver si llega antes de que a nuestra decana le de por comerme a bocados.
En cuanto dijo estas palabras cortó la comunicación y se volvió a una Cuddy furiosa y de la que no podía escapar.
-¡Como has podido!-le decía ella mientras con un dedo golpeaba el pecho de él haciendo que retrocediese hasta quedar pegado a la pared del ascensor.- Has insinuado que yo te iba a comer, ¡sabes lo que eso significa! No se donde le ves la gracia a esas cosas que dices, porque si no te has dado cuenta yo no me he reído.
-Sin embargo lo estás deseando-la sorprendió con su respuesta.
-El que, ¿reírme? ¿Acaso me ver reír o desternillarme de risa por el suelo?
-No me refería a eso precisamente.-le contestó él mientras la iba arrinconando poco a poco contra la camilla.
-¿No estarás hablando en serio?- Lisa no esperaba esa respuesta de él ya que se acercaba mucho a lo que ella sentía y no se atrevía a dejar ver porque sabía que no era correspondida.
-Tal vez no hablase en serio, pero me estás dando la razón.-le contestó acercándose lentamente a ella.
-¿En qué te doy la razón? –los nervios de sentirle tan cerca se apoderaban de sus sentidos haciendo que solo fuese consciente del rápido palpitar de su corazón.
-Olvídalo, ¿que pasa si se me ocurre hacer esto?-Greg estaba disfrutando de su nerviosismo a la vez que controlarse para no abalanzarse sobre sus labios era una tarea difícil.
-¿Hacer el qué? ¿Acaso crees que te voy a permitir que te burles de mí a tus anchas porque me pongo nerviosa en los sitios cerrados? De eso nada Greg, respétame por una vez en tu vida.
-¡Vaya! La gran decana parece que tiene fobia a los sitios cerrados. ¿O es una excusa barata porque lo que de verdad te pone nerviosa es la compañía?
-¿De qué estás hablando? Yo no me pongo nerviosa con tu presencia.
-¿Te atreves a apostar?
-¿De que estás hablando?
-De que de verdad estás nerviosa porque estamos encerrados o porque estás encerrada conmigo.
-Jajajaja, estás de broma. Por supuesto que estoy nerviosa por estar encerrada no porque seas tu mi…
No pudo terminar la frase ya que House no se lo permitió. Cogió su cara con ambas manos haciendo que sus palabras no terminasen de salir y le mirase sin dar crédito a lo que sucedía pero también sin oponer ningún tipo de resistencia.
Sus ojos la tenían hipnotizada, esos ojos azules siempre llenos de ironía y dolor pero esta vez llenos de algo indescifrable que la tenían hipnotizada.
Poco a poco se acercó a su boca, necesitaba besarla, quería besarla. No llevaba la cuenta de las veces que había soñado con hacer eso mientras subían en el ascensor. Sabía lo que pasaba cuando ella se dejaba llevar, hacía mucho tiempo de aquello pero para él estaba tan fresco en su memoria que lo acompañaba por las noches en las largas horas que pasaba despierto en su cama pensando en ella. Ella no hacía el mínimo intento de detenerle por lo que se abalanzó sobre unos labios que lo devoraron en cuanto sintieron el roce de los suyos.
Los primeros besos fueron tiernos, se probaban uno a otro con delicadeza disfrutando del suave roce de sus bocas. Poco a poco las manos comenzaron a tener vida propia, las de él abandonaron su cuello, bajaron por su espalda produciendo que un suave gemido saliese de sus labios que siguieron hasta posarse firmemente en el final de su espalda para acercarla hacía él y que nada los separase.
Ella no pudo permanecer impasible a los deseos que provocaba con las caricias de sus manos y la profundidad de sus besos. Pasó de tener los brazos en su pecho sintiendo como su corazón latía acelerado a coger su cabeza y atraerlo hacía ella para que fuese consciente de su deseo.
El beso se hizo más profundo, el sabor de sus labios ya les parecía poco, necesitaban más. La que dio el primer paso fue ella quitándole la chaqueta para poder sentir su calor más fuerte si es que eso era posible. Después de la chaqueta desapareció la camisa poco a poco sin dejar de besarse en ningún momento. House no permanecía impasible, sus manos también volaron hacía las zonas prohibidas hasta ese momento haciendo que el deseo de Cuddy creciese por momentos. La ropa era un gran obstáculo y con mucha fuerza de voluntad consiguió dejar de acariciarla para pasar a desnudarla como ella había estado haciendo con él.
En cuanto las ropas dejaron de ser un obstáculo las manos fueron reemplazadas por los labios. Ella comenzó a besar su cuello, bajando por su pecho y deteniéndose en su cintura haciendo que él también soltase un gemido de placer por la promesa que estaba grabada en cada beso. El botón de su pantalón seguido de la cremallera del mismo dejó de ser un obstáculo para que las manos hábiles de Cuddy pudiesen ser conscientes del deseo que Greg House sentía en ese momento por ella.
Él no se quedó impasible al deseo que crecía por momentos debido a las dulces caricias que sufría placenteramente donde su deseo gritaba pidiendo más. Con una habilidad poco habitual en un hombre que sufría fuertes dolores en una pierna consiguió alzarla y ponerla encima de la camilla para poder darle el mismo placer que ella le había estado otorgando durante un tiempo para él eterno. Comenzó besando su cuello siguió lentamente hacia sus pechos deteniéndose para saborear tan dulce néctar. El tiempo pasaba y seguía saboreando una y otro haciendo que su deseo de fundirse en ella estuviese casi al límite.
No es que el sitio fuera muy cómodo pero sentía que necesitaba introducirse en la dulce cueva que llamaba y gritaba que ella también ansiaba lo mismo. Con celeridad producto del deseo incontenible por ambos dejaron de besarse y para conseguir que sus cuerpos formasen solo uno como culminación de todo el deseo que sentían en esos momentos.
Cuando las barreras dejaron de existir él no dudó a la hora de adentrarse en ella que esperaba ansiosa esa dulce invasión. No pensaron en nada, salvo en pasar a ser uno sólo y dejar que el deseo los elevase a zonas que no visitaban desde hacía mucho tiempo.
En cuanto lograron el propósito de ser uno solo sus mentes viajaron unidas por sus cuerpos a la cima del placer. Un viaje que comenzó lento, suave, dulce. Un vaivén que les transformaba llevándolos en una espiral arrolladora por los recónditos placeres de estar con la persona perfecta antes de llegar a un clímax arrollador que los dejó exhaustos y sorprendidos de las palabras duchas en el momento que tocaron la cima del placer.
En cuanto sus cuerpos viajaron lentamente hasta la cruda realidad sucedió lo impensable.
Greg House, el irascible médico del hospital, lobo solitario, persona incapaz de mostrar sus emociones dejó por una vez que su corazón tomase las riendas de la situación.
Sin dejar de abrazarla y acariciando su espalda mientras ella apoyaba la cabeza en el pecho escondiendo sus emociones de él comenzó la declaración más arriesgada de su vida:
-Lisa, se que todo lo que diga a raiz de lo que ha sucedido aquí no me lo creas, pero tengo que hacerlo. Esto que nos ha pasado hoy ya lo he vivido yo en mis sueños, las largas noches solas en mi apartamento desde que te vi con Wilson han sido un infierno. Saberte en brazos de otro hombre es algo impensable- hizo una pausa ante la mirada de sorpresa que reflejaban sus ojos- Lo se, se que todo esto te sorprende, el primer sorprendido fui yo, el gran Greg House, el insensible para muchos, ha sido cazado de nuevo. Unos enormes ojos verde aguamarina han hecho de mi un hombre sin voluntad, y en estos momentos incapaz de aceptar verte junto a otro hombre. Si Lisa, te amo, unas palabras que juré no pronunciar más pero que no puedo guardarme dentro a pesar que soy consciente de que no estoy a tu altura.
Ella le miraba entre asombrada e incrédula, pero su corazón gritaba de alegría ante esas dos palabras que habían convertido lo que en un principio empezó como sexo en algo hermoso que era el amor que se tenían. No iba a hacerla sufrir ya que ella sabía la agonía que era amar a una persona y creer que no te ama.
-Yo también te amo Greg.
Esas palabras unidas a la sonrisa que llegaba hasta sus ojos hizo que los dos se echasen a reir dándose cuenta que su orgullo había sido el culpable que no estuviesen juntos.
Espero vuestros comentarios
Es un pequeño short de esta pareja que tanto se atrae y que me tiene fascinada. Un short algo hot debido al deseo contenido por parte de ambos que sale a la luz en el momento menos esperado
--------------------
Las puertas no se abrían, por más que lo deseara seguían cerradas y él esperando impaciente para escapar de la bronca diaria de la decana. Era cierto que le encantaba verla enfadada, se ponía muy sexy cuando perdía los estribos y se dejaba llevar por el genio. Un día, una de esas broncas iba a terminar mal; tanto pique iba a llevarles a decir cosas que no debían y luego lamentarían y eso no lo podía permitir. No quería perder su amistad, era demasiado importante para él aunque nunca se lo demostrara.
Como veía que no llegaba el maldito ascensor se dispuso a escapar por las escaleras, lejos de las miradas de todos los allí presentes que no se percatarían que un cojo las subiese. Cuando estaba comenzando a girar para irse, se produjo el milagro, apareció el ascensor. Venían dos celadores con una camilla y salieron corriendo ya que una emergencia había surgido en las consultas dejándola dentro. Aprovechó el descuido para colarse y escapar de la reprimenda de la jefa, pero no tuvo suerte, ella lo vio y logró colarse dentro antes de que se cerrasen las puertas.
-¿A que estas jugando House?- le preguntó enfadada- Tienes que pasar consultas, hay un paciente esperándote desde hace media hora.
-No pienso pasar consulta-le contestó apretando el botón para que no se abriesen las puertas de nuevo.-Estoy harto…
-¿Pero que has hecho? ¿Como has podido parar el ascensor?
-Porque estoy harto de que estés todo el día con las consultas detrás de mí. Te cedo a mis discípulos para que las pasen por mí, y me pagas persiguiéndome por todo el hospital para que haga lo que cualquier estudiante de primero de carrera puede hacer.
-¡House! No se mueve-le dijo ella alarmada al ver que el ascensor no obedecía - ¿Qué has hecho para que no se mueva el ascensor?
-¿Cómo no se va a mover?-le dijo mientras la apartaba para cerciorarse por si mismo de que era cierto-¿Qué ha hecho la gran decana para que este aparato no se mueva? ¿Seguro que ha sido cosa tuya para que nos quedásemos encerrados aquí solitos los dos?
-¡Qué más quisieras tú que yo hubiese hecho algo para quedarme a solas contigo!-le contestó ofendida porque ese pensamiento de quedarse a solas con él había pasado miles de veces por su cabeza cuando coincidían a solas en el ascensor- No sé como puedes pensar que yo esté …. Interesada en ti. Es increíble, soy tu jefa…
-Protesta mucho, señora decana- la interrumpió él viendo como su movimiento en aquel cubículo de un lado a otro hacía que se pusiese nerviosa por momentos. El espacio que ocupaba la camilla olvidada hacía que cada vez que pasaba a su lado pudiese oler ese aroma suyo tan particular y a la vez tan excitante. Era algo, no sabía el que, que hacía que ese aroma se le quedase impregnado cada vez que se acercaba a ella y le perseguía durante todo el día sin que pudiese sacárselo de su cabeza.
-No protesto, lo que no entiendo es ¿por qué un ascensor de un hospital se cierra y no responde a las órdenes? La semana pasada vinieron a revisarlos y dijeron que todo estaba bien. Espero que sea cierto porque sino.
En esos momentos sonó el telefonillo interno que tienen para comunicarse con los de seguridad a lo que Cuddy no dudó en responder antes de que House hiciese alguna de las suyas.
-¿Si? Soy la doctora Cuddy, la decana del hospital- Contestó con un tono de impaciencia en la voz- ¿Se puede saber que es lo que pasa que esto no se mueve?
-No lo se doctora Cuddy, usted no se preocupe. Hemos llamado a los de mantenimiento y vendrán en una hora. Es que han tenido que salir a un aviso y no han vuelto todavía. Estamos intentando comunicarnos con ellos para que se den prisa, pero de momento no ha sido posible. En cuanto lleguen la avisamos. Otra pregunta doctora ¿Cuántas personas están con usted?
-El doctor House y yo somos los únicos ocupantes del ascensor. ¿Por que lo pregunta? ¿Acaso no nos ven por el circuito cerrado de vigilancia?
-Verá…- contestó el hombre- La semana pasada tuvimos una avería con una de ellas y todas fueron desconectadas porque si falta una el resto no funciona.
-¡Me está diciendo que no pueden vernos! Pero…
House le quitó el auricular y la apartó como pudo lejos del mismo antes de que le montase una buena bronca al joven por algo que él no tenía la culpa. Se había enterado de todo ya que el tono que emplearon fue tan alto que no hubiera hecho falta usar el teléfono para comunicarse.
-No se preocupe, estaremos bien; pues esperaremos. Muchas gracias y apúrese todo lo que pueda, a ver si llega antes de que a nuestra decana le de por comerme a bocados.
En cuanto dijo estas palabras cortó la comunicación y se volvió a una Cuddy furiosa y de la que no podía escapar.
-¡Como has podido!-le decía ella mientras con un dedo golpeaba el pecho de él haciendo que retrocediese hasta quedar pegado a la pared del ascensor.- Has insinuado que yo te iba a comer, ¡sabes lo que eso significa! No se donde le ves la gracia a esas cosas que dices, porque si no te has dado cuenta yo no me he reído.
-Sin embargo lo estás deseando-la sorprendió con su respuesta.
-El que, ¿reírme? ¿Acaso me ver reír o desternillarme de risa por el suelo?
-No me refería a eso precisamente.-le contestó él mientras la iba arrinconando poco a poco contra la camilla.
-¿No estarás hablando en serio?- Lisa no esperaba esa respuesta de él ya que se acercaba mucho a lo que ella sentía y no se atrevía a dejar ver porque sabía que no era correspondida.
-Tal vez no hablase en serio, pero me estás dando la razón.-le contestó acercándose lentamente a ella.
-¿En qué te doy la razón? –los nervios de sentirle tan cerca se apoderaban de sus sentidos haciendo que solo fuese consciente del rápido palpitar de su corazón.
-Olvídalo, ¿que pasa si se me ocurre hacer esto?-Greg estaba disfrutando de su nerviosismo a la vez que controlarse para no abalanzarse sobre sus labios era una tarea difícil.
-¿Hacer el qué? ¿Acaso crees que te voy a permitir que te burles de mí a tus anchas porque me pongo nerviosa en los sitios cerrados? De eso nada Greg, respétame por una vez en tu vida.
-¡Vaya! La gran decana parece que tiene fobia a los sitios cerrados. ¿O es una excusa barata porque lo que de verdad te pone nerviosa es la compañía?
-¿De qué estás hablando? Yo no me pongo nerviosa con tu presencia.
-¿Te atreves a apostar?
-¿De que estás hablando?
-De que de verdad estás nerviosa porque estamos encerrados o porque estás encerrada conmigo.
-Jajajaja, estás de broma. Por supuesto que estoy nerviosa por estar encerrada no porque seas tu mi…
No pudo terminar la frase ya que House no se lo permitió. Cogió su cara con ambas manos haciendo que sus palabras no terminasen de salir y le mirase sin dar crédito a lo que sucedía pero también sin oponer ningún tipo de resistencia.
Sus ojos la tenían hipnotizada, esos ojos azules siempre llenos de ironía y dolor pero esta vez llenos de algo indescifrable que la tenían hipnotizada.
Poco a poco se acercó a su boca, necesitaba besarla, quería besarla. No llevaba la cuenta de las veces que había soñado con hacer eso mientras subían en el ascensor. Sabía lo que pasaba cuando ella se dejaba llevar, hacía mucho tiempo de aquello pero para él estaba tan fresco en su memoria que lo acompañaba por las noches en las largas horas que pasaba despierto en su cama pensando en ella. Ella no hacía el mínimo intento de detenerle por lo que se abalanzó sobre unos labios que lo devoraron en cuanto sintieron el roce de los suyos.
Los primeros besos fueron tiernos, se probaban uno a otro con delicadeza disfrutando del suave roce de sus bocas. Poco a poco las manos comenzaron a tener vida propia, las de él abandonaron su cuello, bajaron por su espalda produciendo que un suave gemido saliese de sus labios que siguieron hasta posarse firmemente en el final de su espalda para acercarla hacía él y que nada los separase.
Ella no pudo permanecer impasible a los deseos que provocaba con las caricias de sus manos y la profundidad de sus besos. Pasó de tener los brazos en su pecho sintiendo como su corazón latía acelerado a coger su cabeza y atraerlo hacía ella para que fuese consciente de su deseo.
El beso se hizo más profundo, el sabor de sus labios ya les parecía poco, necesitaban más. La que dio el primer paso fue ella quitándole la chaqueta para poder sentir su calor más fuerte si es que eso era posible. Después de la chaqueta desapareció la camisa poco a poco sin dejar de besarse en ningún momento. House no permanecía impasible, sus manos también volaron hacía las zonas prohibidas hasta ese momento haciendo que el deseo de Cuddy creciese por momentos. La ropa era un gran obstáculo y con mucha fuerza de voluntad consiguió dejar de acariciarla para pasar a desnudarla como ella había estado haciendo con él.
En cuanto las ropas dejaron de ser un obstáculo las manos fueron reemplazadas por los labios. Ella comenzó a besar su cuello, bajando por su pecho y deteniéndose en su cintura haciendo que él también soltase un gemido de placer por la promesa que estaba grabada en cada beso. El botón de su pantalón seguido de la cremallera del mismo dejó de ser un obstáculo para que las manos hábiles de Cuddy pudiesen ser conscientes del deseo que Greg House sentía en ese momento por ella.
Él no se quedó impasible al deseo que crecía por momentos debido a las dulces caricias que sufría placenteramente donde su deseo gritaba pidiendo más. Con una habilidad poco habitual en un hombre que sufría fuertes dolores en una pierna consiguió alzarla y ponerla encima de la camilla para poder darle el mismo placer que ella le había estado otorgando durante un tiempo para él eterno. Comenzó besando su cuello siguió lentamente hacia sus pechos deteniéndose para saborear tan dulce néctar. El tiempo pasaba y seguía saboreando una y otro haciendo que su deseo de fundirse en ella estuviese casi al límite.
No es que el sitio fuera muy cómodo pero sentía que necesitaba introducirse en la dulce cueva que llamaba y gritaba que ella también ansiaba lo mismo. Con celeridad producto del deseo incontenible por ambos dejaron de besarse y para conseguir que sus cuerpos formasen solo uno como culminación de todo el deseo que sentían en esos momentos.
Cuando las barreras dejaron de existir él no dudó a la hora de adentrarse en ella que esperaba ansiosa esa dulce invasión. No pensaron en nada, salvo en pasar a ser uno sólo y dejar que el deseo los elevase a zonas que no visitaban desde hacía mucho tiempo.
En cuanto lograron el propósito de ser uno solo sus mentes viajaron unidas por sus cuerpos a la cima del placer. Un viaje que comenzó lento, suave, dulce. Un vaivén que les transformaba llevándolos en una espiral arrolladora por los recónditos placeres de estar con la persona perfecta antes de llegar a un clímax arrollador que los dejó exhaustos y sorprendidos de las palabras duchas en el momento que tocaron la cima del placer.
En cuanto sus cuerpos viajaron lentamente hasta la cruda realidad sucedió lo impensable.
Greg House, el irascible médico del hospital, lobo solitario, persona incapaz de mostrar sus emociones dejó por una vez que su corazón tomase las riendas de la situación.
Sin dejar de abrazarla y acariciando su espalda mientras ella apoyaba la cabeza en el pecho escondiendo sus emociones de él comenzó la declaración más arriesgada de su vida:
-Lisa, se que todo lo que diga a raiz de lo que ha sucedido aquí no me lo creas, pero tengo que hacerlo. Esto que nos ha pasado hoy ya lo he vivido yo en mis sueños, las largas noches solas en mi apartamento desde que te vi con Wilson han sido un infierno. Saberte en brazos de otro hombre es algo impensable- hizo una pausa ante la mirada de sorpresa que reflejaban sus ojos- Lo se, se que todo esto te sorprende, el primer sorprendido fui yo, el gran Greg House, el insensible para muchos, ha sido cazado de nuevo. Unos enormes ojos verde aguamarina han hecho de mi un hombre sin voluntad, y en estos momentos incapaz de aceptar verte junto a otro hombre. Si Lisa, te amo, unas palabras que juré no pronunciar más pero que no puedo guardarme dentro a pesar que soy consciente de que no estoy a tu altura.
Ella le miraba entre asombrada e incrédula, pero su corazón gritaba de alegría ante esas dos palabras que habían convertido lo que en un principio empezó como sexo en algo hermoso que era el amor que se tenían. No iba a hacerla sufrir ya que ella sabía la agonía que era amar a una persona y creer que no te ama.
-Yo también te amo Greg.
Esas palabras unidas a la sonrisa que llegaba hasta sus ojos hizo que los dos se echasen a reir dándose cuenta que su orgullo había sido el culpable que no estuviesen juntos.
Espero vuestros comentarios