Post by LauraMundy on Dec 4, 2007 1:47:54 GMT 1
Fandom: Dead Like Me. Lo siento, el visionado de un clip lo inspiraron...snifs.
Spoilers: pos...supongo que sí, es post-1x03.
Pairing: Ninguno más allá del fantásticamente amistoso de Peanut y Mason que tanto amo ;D y menciones a mi Rube, por supuesto.
Dedicatorias: A ti, Mason por ser quien eres, ese Mason de este fic que me recoge cuando estoy hecha mierda. Eres grande. Y a mi otra hermana del alma, Ele, a quien ya he convencido para agenciarse la serie mwahahha (
I've got this feeling that there's something that I missed
(I could do most anything to you...)
Don't you breathe
Something happened, that I never understood
You can't leave
Every second, dripping off my fingertips
Wage your war
Another soldier, says he's not afraid to die
Well I am scared
In slow motion, the blast is beautiful
Doors slam shut
A clock is ticking, but it's hidden far away
Safe and sound –Snow Patrol, Somewhere a clock is ticking
He logrado tenerla enfrente. No sé si es la segunda vez que lo consigo, la tercera o la cuarta, pero desde que me fui no he podido separarme ni un instante de ella, ni de ellos. Es horrible pensarlo, pensar que de haber sabido todo lo que en estos meses ha pasado, jamás habría caído en este error. Llevaba tiempo bien, empezaba a captar de qué demonios se trataba esto de ir por ahí salvando almas de gente anónima que se va a encontrar con su fatal destino milésimas de segundos después y además estaba agusto. Encontré en todos a gente con la que podía hablar, pero siempre acababa dándome de frente contra el mismo vacío. He querido desobedecer las normas o los malditos consejos que Rube siempre ha querido darme. Mejor dicho, meterme entre ceja y ceja
Guapita de cara, como diría él.
Nunca pensé que algún día me serían útiles. Nunca pensé que hoy me serían útiles.
Todo el mundo dice que puede, yo incluso lo digo más alto que nadie, creo que así nada me ocurrirá, tendré mi fuerte coraza para protegerme de modo que absolutamente nada por más doloroso que sea consiga sacudirme o lanzar alguna lágrima. Lágrimas que no han empezado a dejarse ver hasta hoy. Siguiendo la tensión que me perseguía, el nerviosismo inconsciente que me llevó –desobedeciendo, otra vez, ya lo sé –a mi casa de toda la vida. Mi calle. Mis cosas. Mi hermana, Regie… ¿Sería capaz de creerme? No sería posible. Aunque a veces la miro, y siento que sí, que en la extraña que tiene ante sus ojos ve a su hermana mayor. Esa sensación tuve cuando, aún sin palabras exactas, tanto tiempo después de haber muerto y haber estado cuidándolas en la sombra, pude hablar cara a cara. Con ambas. Supe del modo más amargo que mi familia se rompía por mi culpa. Por haberme ido, todos se echaban la culpa en un bucle sin sentido que llevaba a ninguna parte. ¿Por qué? ¿Por qué tenían que hacérmelo todo aún más difícil de lo que ya es?
Quizá eso hizo que mi lengua me traicionara, que no salieran de mí las palabras que quería, la confesión definitiva que probablemente daría paz a mi madre, a mi hermana, a mi padre y a cada miembro de mi familia que llevaba en un sin vivir demasiado tiempo. Darles esa dosis extra de oxígeno que suplicaban ya. Pero no pude, me salió todo mal y una mezcla de frustración y dolor por mí falta de decisión me invadieron. Luego la escuché gritarme, espetarme, echarme de la casa que había sido mía. Pero claro, no podía ir, explicarle, rectificarle, gritar a los cuatro vientos que era su hija. Que la quería, que los echaba cada día más de menos, que no abandonasen la casa en que muchas veces me guarecía para encontrar calma…o para llorar, tal como hice. Llorar como no recuerdo haber hecho con tal intensidad en toda mi vida. Las lágrimas parecían haber estado reprimidas y decidieron liberarse entonces. Incluso cuando me enteré de la noticia no lloré de tal forma, fue más bien un poco de llanto paliativo que Rube y su compañía alivió más. Pero nunca se lo diré, porque soy demasiado orgullosa como para mostrarme débil ante él por…creo que voy perdiendo la cuenta de las veces en las que me ha pillado bajo guardia.
Ahora me queda la lluvia que no cesa fuera y un insulso plato que parece reírse de mí con todo el jodido descaro del mundo con su sonrisa feliz, sus ojos de…huevo frito y boca de bacon. Me dan ganas de espetarle: ¿Qué, eh, listo? ¿Piensas que eres superior por estar tan contento? Suspiro y entierro la cabeza entre las manos, pensando que es inútil hasta culpar al pobre plato de mi solitaria vida. Bueno, de mi solitario más – allá. Cuando pasan unos minutos escucho unos pasos y pienso que son los de alguien que, seguro, me va a echar a patadas del local por quedarme ahí como una idiota tanto rato y además sin consumir. Hago un esfuerzo para incorporarme después. Entonces, lo veo. El chico moreno, alto y excesivamente desgarbado llamado Mason. Tiene una mueca reconfortante dibujada en su expresión, como de solidaridad, que hace que probablemente no quiera pegarle en cuanto abra la boca como suele ser costumbre….
-¡Hey Georgie!
-Mason –Respondo, haciéndome a un lado. Se sienta del mismo modo descuidado que hace siempre y yo, como si mi cuerpo hubiera necesitado todo el día ese pilar, me dejo arrastrar hacia abajo hasta encontrar su hombro. Resoplo y dejo a mi pobre cabeza relajarse durante unos segundos.
-¿Mal día? –Dice, simplemente, sin más preguntas. Sin por qués, ni cómos, ni cuándos.
-Mal todo. Todo está mal –Replico, desviando mis ojos de él y volviéndolos a posar en la taza de café ya prácticamente vacía.
No me percaté de los movimientos que hizo, sólo noté su brazo pasar por mi plato de comida. Otra gran costumbre que tiene es la de arruinar mi café o robar comida, así que tampoco me sorprende. Vuelve a mirarme con cara chistosa y se lleva a la boca la tira de bacon que hacía formar esa irritante sonrisa a la decorativa cara.
-No te lo ibas a comer de todos modos, ¿verdad? –Dijo, una vez terminó y soltó con su delicadeza habitual la servilleta dentro de lo que quedaba de mi café.
En circunstancias lógicas, siendo yo Georgia lass, le hubiera puesto una mueca muy, muy fea y le hubiera hecho beber eso. Pero no, esta vez sonrío. Porque no me siento yo misma. O quizá sea que en realidad pidiera esto, esta simplicidad, esta tontería.
Y ahora no estamos tan solas la lluvia y yo.