Post by sandrabrigde on Oct 29, 2007 0:16:24 GMT 1
Fandom: Afterlife por supuesto
Shipper/Characters: Alison, Robert, Jude, algo de Barbara. Alert, anti Rude (quedan advertidas XD)
Disclaimer: Ójala fuera mio y de Volk. Tan sólo para hacerle ver que lo nos ha hecho ha sido una gran...mejor me callo porque nos ha regalado grandes momentos y a mi me ha salvado del verano soporífero.
Warnings: Pg-13 ;D
Notas: Aunque sea post Things Forgotten (2x07), hay spoilers hasta el final, aunque sinceramente, no hay que preocuparse. La trama de este fic (hipotética 3º temporada) comienza justo antes de que Robert saliera para ir a casa de Alison. Asi que de momento no hay nada de lo que pasa en el 2x08. Alternative Season (me lo acabo de inventar)
Pues nada, aqui estamos de nuevo. Tras haber gritado incoherencias que nadie, excepto yo sabía, sobre lo que pasa al final de Afterlife, esto salió por fin a la luz. Lo tenía en mente mucho antes de saber que pasaba al final (y Lau lo sabe), asi que mi venganza está aqui.
Dedicatorias: A Lau, por leer esto antes que nadie, ser mi beta y por echar esas maravillosas risas sobre Robert y su anatomía. También por intentar descrifrar conmigo la nota de Robert a Alison. Eres un sol, really. A Gala, sé que cuando lea esto me va a matar y no sé porque. Quizá porque no se lo esperaba, pero da igual. Gracias por compartir el fandom conmigo (otra vez las gracias y nunca me cansaré), tengo ganas de hablar contigo por el messenger y gritar juntas que odiamos a Volk (aunque sea un poquitooo) por hacernos esto. A Re, porque no hará caso de mis advertencias y acabará leyendo esto sin saber que ha pasado. Ademas por frikear por las noches.
Me callo ya, aqui está.
Fix you
1.
Lights will guide you home
And ignite your bones
And I will try to fix you
Fix You- ColdPlay
La despertó el sonido de una voz.
Miró asustada a su alrededor, pero la oscuridad le impidió reconocer dónde estaba. Tanteó la mesilla hasta dar con el interruptor de la luz. Tras adaptarse a la luz, buscó con tiento la voz. Sin embargo allí no había nadie. Se quedó sentada unos minutos y entonces la voz volvió. Esta vez más nítida. La llamaba desde el salón. Respiró profundo y se enfundó en la bata.
La moqueta sonaba y crujía con fuerza bajo sus pies desnudos. La tela rozaba despacio y con elegancia el suelo. La seda hacía extrañas ondas cada vez que bajaba un escalón y sus dedos rozaban con temor la barandilla. Escuchó el tintineo de algo y el tic-tac del reloj, persistente. Algunos rayos de luz caían por debajo de la puerta y el salón parecía algo iluminado. La respiración de Alison Mundy estaba alterada y sus ojos buscaban algún indicio de alguna presencia desconocida y atormentada que, como ella, buscaba ayuda. ¡Qué ironía!
El silencio reinó de nuevo. No había voces, ni susurro, ni llamadas. Pero ella sabía que había sido real. Siempre lo era, nunca podía tratarse de una pesadilla. Su madre había vuelto a buscarla y desde que se fue, todo había estado en calma. Había podido dormir durante unos días, las ojeras casi habían desaparecido y se había permitido el lujo de gastarle una broma a Robert. ¡Ella! Se había relajado, era feliz...hasta ahora.
Tras posar su pie en la fría moqueta del pasillo, respiró hondo. En ese momento el teléfono comenzó a sonar. Cayó en la cuenta que hacía días que no sabía nada de Robert, pero fue incapaz de avanzar hacia el aparato y esperó a dejara de irritarla. Ahora no era el momento de charlar con nadie. Pensó que podría ser su padre, pero su número lo había dejado pegado en la nevera, así que más tarde le llamaría. Quizá cuando todo hubiera acabado, aunque nunca era así. Era un círculo vicioso del que nunca se escaparía. No había vacaciones, ni recesos. Las voces, las miradas penetrantes y los escalofríos volvían a ella.
Avanzó con parsimonia hacia el salón. Miró hacia todos lados y se tranquilizó-aunque fuera unos segundos-cuando descubrió que no había nadie. Sin embargo, su presencia era demasiado fuerte. El teléfono volvió a sonar y, cansada, se acercó. Al descolgar, escuchó una voz aliviada.
-Nunca lo coges cuando te llamo- dijo Robert Brigde desde la otra línea. No era una pregunta, lo afirmaba al cien por cien. La conocía demasiado bien para saber que él era una de las únicas personas en su vida que se atrevían a mantener contacto con ella.
-¿Qué quieres, Robert?- preguntó Alison. Su voz era fría, impaciente. Exigía una respuesta perfecta.- ¿Te has acordado de mí porque tienes que seguir con el libro? ¿O es que no te acuerdas de algún detalle escabroso de mi vida?
Robert meditó unos segundos. Si la había llamado no era por el libro. Ella desde luego no lo sabía. No solía leer esa parte del periódico, nunca quería enterarse de las defunciones. Sólo quería huir de eso.
-Necesito tu ayuda- murmuró él. Sonó firme, sin tartamudeos, ni remilgos. Clara y segura. La necesitaba. Ella no contestó- ¿Te importaría venir esta tarde a mi casa?
-¿A cuál de las dos, Robert?- aunque ya no era tan dañina, su voz seguía fría.
Robert no dudó.
-A la de Jude.
Ella hizo un comentario por lo bajo, pero Robert rápidamente intervino. Su voz se quebró y para cuando esperaba una contestación de Alison, esta colgó.
-No va a estar, o está pero...Alison, Jude ha muerto.
Golpeó con fuerza la puerta. Se sentía idiota total.
Mientras esperaba, entendió muchas cosas. Las llamadas que nunca llegaban, que no estuviera en la facultad, que no respondiese a sus impertinentes mensajes. Se llevó una mano a la frente y se revolvió el flequillo. Su mirada viajaba rápidamente hacia todas las ventanas de la casa. Las cortinas estaban echadas, pero sabía que Robert estaba ahí. No se movería hasta que ella no llegara. Lo sabía. Había acudido a ella como única vía de salvación. Creía en ella, creía en lo que veía. Lo sentía cada vez que la miraba a los ojos. Ya no era una loca. Era un salvavidas al que aferrarse en casos como este. Era...su amiga.
La puerta se abrió y Alison levantó la cara. Su mirada azul se encontró con la de Barbara. La amiga, consejera, colega de Robert. Se mantuvieron en silencio, pero sin dudas fue ella la que habló primero, con ese aire de prepotencia e ignorancia hacia Alison que tanto la caracterizaba.
-¿Quiere algo?
Sin embargo, antes de que ella pudiera contestar, Robert apareció por detrás. Alison le observó mientras explicaba a Barbara que la había llamado él. Su voz estaba rota, sus ojos demasiado cansados e hinchados y algunas lágrimas volvían a asomarse. No se había afeitado en días y su ropa estaba arrugada.
Barbara le dedicó una mirada recelosa, pero la dejó entrar. Se detuvo en mitad del pasillo y trató de no escuchar la conversación de Robert con Barbara. Admiró con brevedad los cuadros y él la tocó en la espalda para que le siguiera.
Ella caminó siempre detrás de él, miraba a todas partes. Buscaba alguna señal de Jude, pero parecía que estaba ausente. En cambio, la luz del sol entraba y fulminaba las zonas oscuras del salón. Llegaron hasta la cocina y Robert le indicó que se sentara en el taburete. Apoyó los codos en la mesa y se inclinó hacia delante. A pesar de seguir mirando a todos lados, no se le escapó el detalle de que Robert seguía tomando las mismas pastillas que hacía una semana.
Robert se giró y reposó las manos sobre la encimera. La luz de sus ojos estaba medio apagada y su cuerpo estaba tenso y cansado. Se llevó una mano hacia la cara y retiró los restos de las lágrimas.
-Gracias por venir...-dijo. La miró y sonrió con ternura- tan rápido.
-No podía hacer otra cosa, Robert- susurró. Desvió la vista hacia el salón- Bonita casa, por cierto.
Se quedaron en silencio. Ninguno de los dos sabía por donde empezar. Alison no estaba preparada para darle el pésame. No era capaz de hacerlo sin saber que había pasado exactamente. Jude nunca la tragó. Cada vez que la veía, ella hacia una mueca. Disgustada.
Robert no entendía muy bien qué hacía aquí. Tampoco sabía si ella podría ver a Jude y ayudarla. Pero sabía que ella estaba todavía en esa casa. Cuidando de Morgan y de él. Aunque su relación con ella había avanzado unos pasos, lo cierto era que no sentía la misma pasión y el mismo amor que hace años. Había formado una vida con ella, era importante para él. Pero Robert se había aferrado a ella como amiga, no como esposa. No quería estar solo antes de morir, antes de que el maldito tumor le dejase sin sensibilidad y no pudiera cuidar del hijo de Jude.
Todo era diferente. Había cambiado desde el momento en que Alison se desvanecía en sus brazos. Fue entonces cuando comprendió que le debía demasiado. Le había ayudado, le había cuidado y sin quererlo, había dado un paso más con ella. Su relación era especial. Él lo notaba, pero ambos lo sabían de alguna forma.
Avanzó con tiento hasta ella y dejó caer su cabeza en sus manos. Sabía que Alison no era dada a los gestos de afecto, pero agradeció que acariciara con sus dedos sus mejillas.
-¿Qué pasó?- preguntó ella. Su voz era ahora delicada, cálida.
Robert levantó la cabeza, pero ella no la soltó. Le miró desde arriba.
-Salió a comprar algo para Morgan- murmuró. Se incorporó del todo y agarró las manos de Alison con suavidad. Ella no se zafó.- Al cruzar una calle, la arrollaron. No...No la vieron y...-cogió aire e instintivamente apretó las manos- Varios coches pasaron encima de ella. Murió...en el acto o eso me dijeron.
-Lo siento-Esas dos palabras habían salido automáticamente. Ni siquiera pensó en ellas, las tenía en la garganta cuando lo dijo. Robert ladeó la cabeza y volvió a sonreír con ternura.
Y de repente, Alison sintió lo mismo que en su casa. Una voz susurrando su nombre y esta vez, una figura. Una mujer detrás de Robert, la cara estaba llena de heridas y una mancha roja dibujaba su estómago. Su brazo estaba alargado hacia ella. Su mirada era fría, pero llena de paz.
Soltó la mano de Robert y se tensó. No hizo caso a la mirada inquisidora de él y tan sólo escuchó el susurro de su voz.
-Está aquí, ¿verdad?
Alison le miró.
-Si.
2.
Getting too busy to make amends
I should try to make it right
Are you ready for the nuts to hit
I think you say you are but aren´t
Doctor make it better instantly
You´re the only one who can
I´ve waited here my whole d**n life
And I´ve forgotten what I wanted
Ways and Means- Snow Patrol
Jude levantó las dos manos y miró con frialdad a Alison. Su gesto era un tanto provocador, pero Alison tomó aire y trató de acercarse a ella. Sin embargo, aquello no le gustó a Jude y lanzó algunos vasos al suelo mientras chillaba. Alison se tapó los oídos. Aquél sonido le martirizaba y no pudo aguantar el dolor. Se agachó al suelo y notó como los brazos de Robert intentaban calmarla.
No entendía esa actitud. Nunca antes la habían atacado, y aunque Jude no soportara su presencia, no era motivo para que le hiciera daño.
De repente, todo se silenció. Jude seguía mirando a Alison, pero también a Robert y lo hacía con el semblante preocupado y un tanto sorprendido. Volvió a clavar sus ojos en los de Alison y sin más, desapareció.
Alison se levantó lentamente, sus oídos se volvían a recuperar. Robert seguía sujetándola, aunque se zafó con cuidado.
-¿Qué ha pasado?- preguntó él.
Alison se alejó de él lo suficiente para que el aire volviese a ser menos cargante. Aún notaba la sensación de malestar en el ambiente, la tensión y la mirada acusadora de Jude. Se llevó una mano a la cabeza y se revolvió el pelo un poco. Se giró y vio a Robert confundido, recogiendo los restos de cristales del suelo.
-No lo sé- contestó ella.
Robert levantó la vista y se miraron unos minutos. Algo en su interior se movió, sacudiéndole por completo. Unas palabras ya ensayadas se abrían paso en su garganta, pero eran incapaces de salir. No sabía cuando ni como las diría, pero debía ser pronto. Su reloj interior estaba a punto de dejar de funcionar, y no quería hacerlo mientras ella continuara en la ignorancia. Le importaba demasiado para dejarla así.
-No comprendo porque ha hecho esto- murmuró Alison desviando la mirada hacia abajo. Robert sonrió con ternura durante unos segundos- Nunca me había pasado algo parecido.
-Bueno, Jude nunca sintió estima mucha por ti- dijo mientras reunía los pedacitos de los vasos. Sintió la mirada penetrante de Alison y la miró- Hay que reconocerlo.
Ella se encogió de hombros y observó con curiosidad los estantes de la cocina. Estaban repletos de cereales, de potitos y papillas. Sintió como si todo eso le quedara demasiado grande, no parecía encajar en esa casa, ni en esa cocina.
Se volvió hacia Robert, en el mismo momento en el que él se levantaba del suelo. La distancia entre los dos era demasiado pequeña. Ella se alejó instintivamente, rozando su brazo sin saber por qué.
-Gracias, otra vez- susurró él.
Ella ladeó la cabeza y sonrió levemente. Cerró los ojos y se giró. Sintió que todo le daba muchas vueltas. La presencia de Jude seguía en esa casa, y también la perseguía.
-Es hora de irme- susurró.
No se dio la vuelta y al no obtener respuesta de Robert, continuó su camino hasta la salida. Escuchó los balbuceos de un niño pequeño arriba y a Robert avanzar hacia las escaleras, sin embargo no las subió. Esperó a que ella dijera algo, o simplemente se volviera, pero al no hacerlo miró al suelo e intentó encontrar algunas palabras para explicarle realmente lo que pasaba en su vida en ese preciso momento.
El alcohol inundó su cabeza de ideas, sentimientos y sensaciones.
La cabeza estaba hundida entre sus manos, y agarraba con poca fuerza la botella de vino blanco. La tenue luz de la cocina la había adormecido e intentaba no hacerlo. Sabía que Jude estaba ahí, mirándola, escudriñando su vida e intentando explicarse porque era tan especial ella.
No lo soy. No lo soy. No lo soy.
Su mente dibujaba recuerdos pasados, momentos en los que no debería pensar muy a menudo. Su vida pasaba lentamente delante de ella, y sólo podía reír sin parar. Las imágenes se agolpaban en su cabecita, y sólo la de Robert ayudándola era la que permanecía fija en su mente. Se sonrojó levemente.
Reconoció que Robert le había demostrado ser más que un psicólogo y que un amigo. Su calor, su confort la hacía sentir como nunca nadie lo había hecho. Se encontraba menos sola, menos vacía.
Levantó la cabeza cuando escuchó un golpe cerca de ella. Enfocó la vista y descubrió la figura de Jude mirándola con frialdad. Alison se incorporó del todo y apoyó la cabeza en una de las manos. Entrecerró los ojos y dibujó una sonrisa bobalicona en su cara. Jude hizo una mueca.
-¿Quieres una copa?- preguntó Alison. Jude no se movió y ella empezó a reírse. Aquella pregunta era demasiado absurda, como la situación.- Oh, perdona.
-A mi esto me hace la misma gracia que a ti ¿Sabes?- susurró Jude. Su voz parecía irritada y demasiado aguda. Caminó hasta ella y apoyó las manos sobre la mesa. La mancha de sangre apareció.- Nunca pensé que podría ser real- ladeó la cabeza y Alison se encogió de hombros- Jamás entendí porque Robert iba de aquí para allá contigo. No creí en esto.
-Y sin embargo estás aquí- su voz sonó temerosa- ¿por qué?
-He dejado cosas aquí, ¿no te has dado cuenta?- su rostro se endureció- Robert está sólo, con mi hijo. No sabrá que hacer.
-No es cierto, y lo sabes- dijo levantándose. Le dio la espalda, pero se giró de repente.- Estás aquí por otra cosa, ¿por qué?
Jude caminó hasta ella. Se miraron con recelo, la tensión se palpaba y se podía cortar con un cuchillo. Las dos mujeres se examinaron lentamente.
-Aléjate de él- sentenció Jude.
-No- dijo muy segura Alison.- Él me necesita. Ahora más que nunca.
-¡Mientes!- le señaló con el dedo- Lo alejaste de mi, le engatusaste ¡no voy a permitir que te acerques a él!- frunció el ceño- Quiero que le dejes en paz, Alison Mundy.
-¿Y si no lo hago?
-Lo harás.
Alison se rió. Si no fuera por el alcohol, ahora mismo lo vería con otra perspectiva. Se llevó las manos a la cadera.
-¿Por qué quieres que me aleje de él?
-No eres una buena influencia para Robert- dijo. Se acercó a ella- ¿No lo entiendes? Le hace daño estar contigo. Siempre llega con esa expresión- hizo un gesto extraño con sus manos- y cuando intento preguntarle sobre que es, me evita. ¡Aléjate de él!
-¿Y crees que soy yo?- Jude asintió- ¡Pero que egoísta eres!- ella la miró con dureza por primera vez- No puedes alejar a las personas a las que necesita Robert.
-Lo hago por que le quiero- dijo.
-Por favor, Jude- dejó caer sus brazos- Si así fuera, comprenderías que intento no hacerle daño, y ayudarle en todo lo que pueda.
Jude sacudió la cabeza y Alison negó, abatida.
-Aléjate de él.
Y tras eso, desapareció. Alison intentó llamarla, pero no contestó. Se sentó en el sofá y se frotó las manos. Hacía frío. La vigilaba.